No se lo escapó, no fue un lapsus. Se lo hemos escuchado decir tres o cuatro veces, incluyendo la intervención final en el debate electoral de la TVG, que vieron en directo unos treinta mil gallegos. Pilar Cancela define al Pesedegá, el partido del cual es la número dos, como españolista, con todas las letras, amén de federalista y galleguista. Muchos militantes socialistas se habrán sorprendido al escuchar en boca de la secretaria de organización una expresión, de connotaciones claramente peyorativas, que le solían lanzar -últimamente ya menos- al PSOE gallego desde los ámbitos nacionalistas con ánimo de presentarlo como la sucursal de una organización política "nacional" con centro de decisión en Madrid.

Cancela no dice constitucionalista, sino españolista. Y tiene su lógica, porque nadie duda de que el PSOE defiende el orden constitucional vigente, a pesar de ser partidario de introducir algunas reformas para poner al día la Carta Magna sin necesidad de derogarla e iniciar un nuevo proceso constituyente, que es lo que pretenden las denominadas fuerzas "rupturistas". En cambio hay determinados sectores, que le son ideológicamente afines, para los que no está tan claro que los de Pedro Sánchez defiendan la unidad de España, vistos los pactos que establecieron en determinados lugares después de las elecciones municipales y autonómicas de mayo.

Además de mano derecha de José Ramón Gómez Besteiro, y por tanto responsable del "aparato" del Pesedegá, Pilar Cancela es la responsable directa de la campaña de los socialistas en Galicia para el 20-D. Por tanto, es quien establece la estrategia a seguir para convencer a los gallegos de que, a la hora de votar, prefieran al PSOE frente a otras opciones a su disposición. A ella le corresponde marcar la línea argumental, concretando los mensajes a emitir en cada momento, se supone que en función del correspondiente análisis de los datos demoscópicos de los que se disponga y de la impresiones que le transmitan los propios candidatos, los cargos orgánicos y las estructuras locales del partido.

El PSOE galaico tiene que marcar territorio. Necesita asentar un perfil propio, por un lado en el terreno ideológico y, por otro, en el debate sobre el modelo territorial del Estado. Que es un partido de izquierda moderada, homologable a la socialdemocracia europea tradicional, es la percepción generalizada de todo el cuerpo electoral, del español y del gallego. Consecuentemente, en el nuevo mapa político se le sitúa a la izquierda de Ciudadanos y a la derecha de las Mareas, Podemos, etc. Ahora bien, la fuerza liderada por Albert Rivera le está arañando votos entre los sectores que apoyaban a los socialistas por la postura, nada tibia, en defensa de la idea de España de gente como Paco Vázquez, José Bono o el mismísimo Alfonso Guerra.

En A Coruña -la circunscripción por la que se presenta Cancela- el PSOE entró en caída libre desde que salió de escena Don Paco, cuando sus sucesores empezaron a renegar del vazquismo y del españolismo que él abanderaba, empezando por cogobernar María Pita con el Benegá. Se puede pensar que estamos, entre otras cosas, ante un intento de recuperar, mediante un guiño antinacionalista, al menos una parte del electorado perdido en la capital herculina, en favor del PP, y sobre todo de evitar la fuga de votos por ese flanco hacia Ciudadanos. Acertarán o no, pero tienen que intentarlo.