Llega otra vez la caravana de gitanos a Macondo. Otra vez la caravana de titiriteros con sus descubrimientos electorales que cada vez asombran a menos Buendías, para lo que no dudan en disparar a la emoción y a los bajos instintos del dogma y la ideología de mármol, mientras los medios y los shares nos impiden que escuchemos a los pretendientes sentados tranquilamente en las butacas de La clave y no como personajes de Sálvame. Ni una sola idea política. Y tú menos. El caniche chilla como un poseso porque quiere morder al león. Los extremeños del bipartidismo aspirante se tocan porque quieren sustituir a los extremeños del bipartidismo rampante. Algunos intereses mediáticos se inventan nuevas marionetas o este otro bipartidismo inexperto y nenuco, porque quieren sustituir al que consideran caduco, en el que no gozan de toda la influencia que quisieran. La política es cosa de hombres maduros cuando las cosas van bien. De hombres maduros, que no momias, como las del politburó chino o ruso de antaño, pero cuando hay una anomalía histórica es cuando sobre los asuntos públicos se pone al frente otra caravana, una generación más joven, como en el 82. Mas a diferencia de aquella, en el caso presente, esta grey no ha tenido apenas experiencia vital ni de mínima gestión de asuntos públicos. Sin haber trabajado nunca, sin apenas currículum, sus únicas credenciales son que gracias a la transición, a la política de unos cuantos hombres de estado, sus padres o sus becas, o sea todos los españoles, tienen ciertos estudios. Una juventud en general más preparada gracias a aquello contra lo que arremeten, pero a la vista está, no más educada. La democracia actual tiene muchas cosas que mejorar, y aunque hay mucha gente que quiere aprovechar eso para vivir del erario público sin trabajar, son demasiados. La circunstancia no demanda eso.