En vísperas del Días de las Letras Galegas, se cumplirán cuatro años de haber sido reparada una de las mayores afrentas hacia la cultura vernácula, al haber establecido el Gobierno de Rajoy, con carácter permanente y a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, una subvención anual de 682.000 euros para el sostenimiento de la Real Academia Gallega. El PP, tan vapuleado por el nacionalismo regional, puso así en evidencia cómo el radicalismo no tiene opiniones sino dogmas. El bilingüismo impuesto por la Xunta que preside Feijóo no ha sido aplicado con determinación para evitar que la política se imponga a la pedagogía y menos de modo coercitivo. Hay que aplicar el bilingüismo a la toponimia y hacerlo normativamente, ajeno a la "normalización", como aconseja la cooficialidad, que ha de mantenerse en el ámbito cordial porque gallego y castellano son las lenguas propias de nuestro pueblo. Ahí tenemos el problema del que se hace eco el diario compostelano: "Ribeira se escribe con V", titula a tres columnas. Según los "normalizadores", se dice "Ribeira", mientras el Concello, desde 1984, escribe "Riveira", en base al estudio realizado por el cronista oficial Carlos García Bayón, ilustre escritor y filólogo. No hace mucho, la Real Academia Gallega descubrió cómo "delito" y "olfato", que se escribían igual en los idiomas vernáculos y castellano, pasaron a ser "delicto" y "olfacto". Debemos cuidarnos de los "normalizadores", capaces de decretar por ley la veracidad.

Otrosidigo

¿Cómo ha sido posible que el helipuerto del Hospital Universitario de La Coruña haya estado sin uso durante diez años, tratándose de un centro de referencia en trasplantes y salvamentos marítimos? ¿Cómo ha sido posible que ninguna autoridad o institución haya alzado la voz? ¿Cómo es posible que todavía no se hayan completado las ayudas a la navegación en el aeropuerto de Alvedro? Nuestras autoridades locales mudas, y la Xunta, atareada en enterrar morteradas en obras suntuarias en el Gaiás.