En los días de campaña electoral, las apariciones públicas y comportamiento de los candidatos han devaluado el discurso regeneracional prometido, seguramente, por la improvisada irrupción de sus líderes nacionales. "Desconfiad del primer movimiento de un político; el primer movimiento es siempre generoso", decía Talleyrand. El ejemplo palmario, el líder de Ciudadanos, autoerigido en tutor de la restauración virginal de la democracia, como ha manifestado en sus obsesivas intervenciones públicas, también en La Coruña, en las que no ha cumplido con los principios de la ética política. Promete el apoyo al señor Núñez Feijóo "si le hacen falta sus votos". Como es sabido, firmó un pacto con Rajoy y luego lo abochornó en el acto de investidura. Las trapisondas del señor Rivera no responden a un paradigma ético y moral, virtudes indubitables del buen lenguaje político, cuyo uso moral se asienta en códigos anclados en la cultura. En la prensa llama la atención sobre las dudas que suscita el candidato de En Marea, don Luís Villares, y su sorpresivo discurso rancio y aspaventoso. A este candidato se le advierte que adornan a Beiras, pese a sus sobreactuaciones volcánicas. Los estrambotes esgrimidos también afectan al líder socialista, señor Leiceaga, más versado en la esgrima política. Creemos que a su sólida formación le sería más rentable el tono de Touriño que el de Pachi Vázquez, como viene empleándose. Y Feijóo, a verlas venir. Preocupado por la nueva facultad de Medicina de Santiago, centro que niega a Vigo y a La Coruña, y con su cantinela de siempre "O Camiño". ¡Ultreia!

Otrosidigo

El alcalde de La Coruña ha vuelto a negar la participación de la Banda Municipal de Música en la Función del Voto, ante la patrona de la ciudad, la Virgen del Rosario. ¿Para cuándo la Banda, don Xulio?