Cartagena de Indias será escenario de la XXV Cumbre Iberoamericana. Llega precedida del huracán Mathew, que asoló el Caribe y sus embates tenebrosos arrasaron Haití, país, desde añares, sumido en la humillación, sanitariamente demergido y plagado de injusticias estructurales. De Haití, primer país americano que se rebeló contra el europeo (1804), se dijo que "tenía todo lo que un hombre podía desear". No contaban los augures que sería administrado por apóstoles de falsas libertades. Cuba, La Habana singularmente, entre asustada y precavida, resistió el paso del huracán. En días de tormenta suelen utilizarse las viejas galerías subterráneas construidas en tiempos coloniales. La XXV Cumbre Iberoamericana coincide con el segundo centenario de la firma en Tucumás del Acta de Independencia de la Argentina, en un momento en el cual, para España, sus vinculaciones con Iberoamérica han dejado de basarse en antiguos títulos. En la actualidad, los lazos económicos son demasiado fuertes, que no pueden permitirnos ninguna pasividad ante los atropellos que se producen. Estas Cumbres, además de la bilateralidad de la diplomacia personal, pretenden ser foros de influencia en una región donde las recetas históricas no han servido, hasta la fecha, para alcanzar la prosperidad que, pese a su potencial, se les resiste. Nuestra política exterior no puede perderse en la manigua de las dictaduras ni en el populismo de regímenes limosneros. La leyenda negra, que agitan algunos interesadamente, no se ajusta a la realidad, es por eso una leyenda.

Otrosidigo

Cartagena de Indias es una de las ciudades más bellas del Caribe y un destino turístico de primer orden. Fundada en 1533 por Pedro de Heredia, conserva fortalezas y monumentos de la época colonial, especialmente en la zona antigua, en la que se refleja la presencia española. El idioma común aparece en sus cantos populares, como el bambino, la cumbia o el vallenato. Es la magia de nuestra habla común, que permite que los pueblos de la América hispana nunca dejarán de entenderse.