Según un diario, la solista de un conjunto musical que actuaba en un programa estrella quería dirigirle unas palabras a su madre, presente en la sala, y preguntó ante el micrófono: "¿Puedo decírselo en español?". El locutor, sorprendido, desconocedor del alcance del mensaje, responsablemente improvisó una respuesta afirmativa, políticamente correcta. Los cómitres de la "normalización" están al acecho. Seguramente el locutor recordaba cómo un colega, que se expresa en vernáculo durante su tarea profesional, fue sorprendido por un inverecundo de la normativa excluyente hablando en castellano con unos vecinos en una farmacia, y lo hizo saber, por esa confusión entre el sentido común y la utopía de los "galleguizadores" y su afán de imponer el idioma único, uno de los métodos primarios del pensamiento político. Este hecho prueba el bilingüismo light de Núñez Feijóo, que no comprende ni a la toponimia, como sucede en el País Vasco y Comunidad Valenciana, por ejemplo, ni mucho menos se advierte en ciertos docentes ideologizados y dogmáticos. Es un mal antiguo, al que ya se refirió André Maurois: "Cuando los fanáticos se equivocan, se equivocan adrede". Las ideologías, o usar el idioma como arma política, no son aconsejables para alcanzar la razón so pena de querer ocultarla.

Otrosí digo

Recientemente a dos vecinos del Ensanche coruñés les fueron asaltados sus domicilios en el mismo edificio a media mañana. Los hechos se vienen repitiendo en esta zona, que pasa por ser una de las más modernas y mejor equipadas de nuestra ciudad. Los afectados son funcionarios de la Administración del Estado. La vulnerabilidad ciudadana es un pase de libre circulación, sin que la autoridad sea capaz de ponerle coto. La Coruña se mueve en todas las direcciones, se enrevesa, y tiene un problema delincuencial que contrasta con la versión oficial de que es una de las ciudades más seguras de Galicia. La impresión del vecindario es la orfandad en sus calles de personal de la Seguridad pública.