El 25 de mayo se cumplirán tres años desde el sorprendente y brillante debut de Podemos en las europeas, 5 escaños y un millón y cuarto de votos; el 24 de mayo se cumplirán dos años desde los más que buenos resultados de Podemos y socios en las autonómicas y locales vertidos en poder institucional gracias al PSOE en ciudades importantes y, en fin, en junio hará un año de las generales de 2016 en las que Podemos y socios, 5 millones de votos, el 21% y 71 escaños en el Congreso evidenciaron que la pata izquierda del bipartidismo se había quebrado justo por la mitad. Y así sigue por los méritos de Podemos y deméritos socialistas. Iglesias acaba de plantear la posibilidad de una moción de censura que ha sido inmediatamente rechazada por socialistas, C´s y nacionalistas salvo Compromís y ERC si garantiza referéndum, y ha sido descalificada con insultos y desprecios mil por los comentaristas políticos más reconocidos y por los miles de sus espontáneos y desinhibidos comentaristas, ¡qué tropa!

Mi impresión es que Iglesias se ve obligado a hacer, en efecto, cada semana un numerito en el Congreso porque más no puede hacer. Pero no es poco para sus votantes y los de sus socios en futuras elecciones generales, la preocupación de Iglesias, mientras mantiene poder y presencia activísima en ayuntamientos y autonomías. Desde esa preocupación y ocupación principal, Iglesias no se equivoca como evidencia el chaparrón de insultos recibido. No sé si Iglesias dará el paso y se presentará como candidato con el apoyo exclusivo de sus escaños pero si lo da no será el que más pierda en el envite. A Iglesias le favorece su descaro, irritante en forma y fondo sí, pero también y mucho la corrupción interminable, acabo de leer sobre una importante red en Castilla y León a cuenta de las eólicas, la debilidad del PSOE, el paro y la desigualdad en aumento escandaloso durante y tras la crisis. Iglesias tiene fácil la crítica a Rajoy en un debate y no muy difícil su plan de gobierno como candidato alternativo. Un plan risible para los votantes del PP, de Susana, de C´s y del PNV, pero satisfactorio para los de Iglesias que no son pocos, 5 millones hace un año, no lo olvidemos, que se levantaron contra la corrupción, contra el paro y contra la desigualdad que no cesa. Y probablemente un plan suficiente, si no satisfactorio también, para los votantes de Sánchez. Hablo de votantes no de diputados porque es evidente que la moción de censura no saldría adelante, como no salió la de Felipe González, en mayo hará 37 años, aunque luego le dio frutos. Iglesias tiene que mantener su proyecto vivo hasta nuevas elecciones y la moción de censura no es una mala iniciativa para sus intereses.

En el fondo tengo la impresión de que a Rajoy no le habrá dejado frío la propuesta de Iglesias y no porque, repito, pudiera tener éxito la censura sino porque no es plato de gusto tener que escuchar críticas de todos los grupos, de todos, a la corrupción de su partido, a la presunta manipulación de fiscales y a cada capítulo de su política nacional o internacional. Y escucharlas mientras se televisan urbi et orbi las sesiones durante los días del debate y se silencian casi y se deprecian los datos y las previsiones económicas y de empleo que De Guindos y Báñez nos trasladan sin mucho éxito. No, no creo que Rajoy se fume un puro si Iglesias da el paso. Se lo fumará si todo queda en un amago.