Mil gracias doy a X.A. Taboada, colega que aún desconozco, al que me gustaría felicitar personalmente por la información que sobre el conflicto del taxi y las licencias VTC concedidas a otros vehículos, problema que juzgo ya conocido, nos facilitó el pasado 8 de junio en este diario. Para mí ha sido esclarecedor saber que el pugilato se inicia en 2009, con el gobierno socialista, cuando éste liberaliza el sector del transporte dejando sin efecto la limitación de una licencia VTC por cada 30 taxis. Aunque luego se ha restablecido el límite, un goteo de sentencias judiciales accediendo a las reclamaciones de compañías que solicitaban los permisos y, sobre todo, la comodidad y el buen hacer de los Uber y Cabify que han sabido aprovecharse de los nuevos sistemas de contratación mediante aplicaciones en los móviles, han sido el remate final del problema. Lógicas son las reclamaciones de los taxistas ante las arbitrariedades, como muy razonables las libres opciones a que acuden los urgidos por un transporte. En resumidas cuentas, que la opinión de los usuarios de esos nuevos servicios, del público que necesita un vehículo en condiciones, también ha de ser tenida en cuenta y mucho me temo que en estos momentos no sólo no es oída sino que se acalla.