El día 26 de septiembre finalizó el plan que habían establecido los 28 líderes de la Unión Europea para la reubicación de los 160.000 refugiados llegados a Grecia e Italia y procedentes en su mayor parte de Siria. Los representantes de los Estados firmantes del acuerdo, a día de hoy, solo han acogido a 28.000.

El país más beneficiado del acuerdo, ha sido Turquía, por cuanto que:

1º. Recibe 6.000 millones de euros en ayuda para el mantenimiento de los campos de refugiados en ese país.

2º. Sus ciudadanos no necesitarán visado para circular por los países de la Unión Europea.

3º. Se tomarán decisiones que favorecerán las negociaciones para la plena integración de Turquía en la Unión Europea.

Por lo que se puede percibir a través de las distintas imágenes que alguna vez nos brindan las televisiones, es fácil sacar una conclusión de las condiciones de vida en la que se tienen que desenvolver los refugiados en esos barrizales, donde lo que más abunda es la miseria, la insalubridad y en general la falta absoluta de unas mínimas condiciones para llevar una vida digna.

La propia Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), entiende que entre las razones para que los Estados comprometidos con el acuerdo no lo hayan cumplido están, fundamentalmente, el que no se apliquen medidas coercitivas contra aquellos que no cumplan, que el programa se limite a refugiados de nacionalidades específicas y en tercer lugar la descoordinación entre los agentes implicados en el proceso. Todas estas razones y algunas más, traen como consecuencia que tan solo el 18% de las plazas que en su día se comprometieron a reubicar los líderes políticos de la UE hayan sido cubiertas.

El incumplimiento del compromiso adquirido por tan altas representaciones gubernamentales no es una cuestión baladí, a mi modo de ver. Se trata de que en numerosos casos, como consecuencia de tal comportamiento "ilegal", se han muerto cientos de personas, víctimas en su mayor parte de la falta de medidas de salubridad y de vivir, si así se le puede llamar, en unas condiciones peores a las que tenían en su país de origen. Por tanto, no se trata del incumplimiento de una obligación propia de las que se contemplan en los manuales del Derecho Civil de cualquier Estado democrático, no, se trata del sacrosanto Derecho Fundamental a la vida.

Por los datos de que dispongo, solo Malta cumplió con el acuerdo, su cuota era de 137 personas y son las que acogió.

Le sigue Finlandia con un cumplimiento del 92% de la cuota establecida e Irlanda con otro 92%. Por la parte de abajo, se encuentra el Gobierno español con un porcentaje irrisorio, junto con Polonia y Hungría que ostentan ambas el récord con el 0% de cumplimiento.

España, que fue uno de los países que votó a favor del acuerdo y lo suscribió, solo ha recibido el 11% del número total de lo que se había comprometido, unos 1.910 de un total de 17.313.

¿Cuantos acuerdos suscritos por España y la Unión Europea han sido incumplidos por nuestro Gobierno actual y otros en tiempos pasados? Seguro que muchos, y nadie se rasgó las vestiduras por semejante actuación antidemocrática contraria al Estado de Derecho, como dirían hoy los que consideran que ejercer el derecho a votar lo es, en base a que no lo permite no sé qué legislación en nuestro Ordenamiento Jurídico.

Llevamos al menos tres meses mareando a los ciudadanos españoles, sin que por parte de los máximos responsables políticos de la situación que se vive en Cataluña, hayan sido capaces de sentarse a dialogar como demócratas que dicen que son y con referéndum si, referéndum no, según lo digan algunos políticos constitucionalistas o aquellos que tienen una visión más amplia de lo que ha de ser una Constitución rígida, inamovible, inalterable, dogmática, eterna, cuando la que tenemos vigente es la sexta constitución en este país llamado España. Me da la impresión de que, si nos dejásemos guiar por alguno de nuestros actuales representantes estaríamos todavía viviendo con los vientos de la Constitución de 1812 y, ¡Viva la Pepa!

Lo realmente triste y penoso de los tiempos que corren es que aquellos que más dicen o se posturean frente al independentismo, como es el caso del Sr. Rajoy, resulta que, cuando él llegó a la presidencia, en el Parlamento catalán había 14 diputados independentistas y hoy hay 72. ¡Enhorabuena presidente Rajoy! lo que está pasando en Cataluña, usted es uno de los principales responsables.