El año que viene se cumplirán cuarenta años aplicándose en España la Constitución en vigor, que data de 1978. Estoy totalmente de acuerdo en que ya es hora de que se produzcan toda una serie de modificaciones de la misma, acordes con los tiempos actuales y sobre todo, después de tantos años de superprotección por parte de los poderes públicos. Que puedo entender, ya que acabábamos de salir de un régimen dictatorial y había "miedo" a que no supiésemos ejercer los derechos democráticos que se nos podrían reconocer con una Constitución nacida tras cuarenta años en que había sido derogada la republicana de 1931.

Por las declaraciones de distintos portavoces del PP y del mismísimo presidente Sr. Rajoy, veo, por no decir imposible, que se materialice el acuerdo de modificación de nuestra Constitución en un plazo concreto y determinado, que han convenido los líderes de los partidos políticos PP y PSOE con motivo de haberle prestado el apoyo el Sr. Sánchez a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, y permitir de esta manera la intervención del Gobierno en la Comunidad Autónoma de Cataluña.

La adaptación de la Constitución a los tiempos actuales considero que es un objetivo que debe gozar de toda prioridad para los partidos políticos, que a día de hoy representan a los ciudadanos españoles, independientemente del problema político de Cataluña; de la falta de puestos de trabajo dignos, estables y con una remuneración adecuada, o del grado de corrupción en el que ha vivido este país durante muchos años, ya que dicha adaptación es fundamental para mantener el concepto y la idea que una gran parte de españoles tienen a día de hoy de lo que debe ser un verdadero Estado de Derecho, en el que prime el sentir democrático por encima de cualquier otro sentimiento o idea. Es a mi modo de ver algo tan fundamental, que posiblemente sea la única manera de resolver no solo lo que está pasando en Cataluña, si no también a lo que aspiran y desean una gran parte de españoles, y sobre todo los jóvenes y los menores de 58 años porque nada tuvieron que ver con la Constitución actual.

A las Comisiones de estudio de los distintos partidos políticos, o que se crean en el Congreso, permítanme que les transmita toda una serie de ideas que podrían ser objeto de regulación constitucional, tanto en el sentido de modificar lo que en estos momentos está establecido, como en legislar de nuevo cuando resulte necesario:

1º. Supresión de las Diputaciones y de al menos un tercio de los ayuntamientos de España, basándose en criterios de no alcanzar un determinado número de habitantes o de no ser capaces de alcanzar un mínimo de recursos, que les permita mantener sus propias estructuras.

2º. Supresión del Senado, del mismo modo que ya se contemplaba en la Constitución de Cádiz de 1812 y en la 1931 con la Segunda República.

3º. Funcionamiento y organización democrática de los partidos políticos. Sus dirigentes y representantes en las distintas confrontaciones electorales han de ser elegidos por sus respectivos afiliados, de manera directa.

4. Control riguroso de las cuentas de los partidos políticos, incurriendo en responsabilidades políticas, administrativas y penales, para aquellos dirigentes que no se comportasen como verdaderos gestores.

5º. Listas abiertas para todos los procesos electorales, y variar el sistema proporcional existente en la actualidad.

6º. Supresión en la bandera nacional de cualquier simbología que haga referencia a un sistema político.

7º. Que se contemple la prioridad de establecer políticas de prevención en todo lo relativo al medio ambiente y, de manera especial, en lo referente al control del agua y el cuidado de las masas forestales.

8º. Igualdad real de todas las personas en lo laboral, administrativo, político y judicial.

9º. Derecho de participación en los procesos electorales a partir de los 16 años cumplidos.

10º. Democratizar el sistema de elección de componentes del Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional, del Tribunal de Cuentas, del Fiscal General del Estado, y del Consejo General del Poder Judicial.

Se que algunas de estas diez propuestas aparecen en algún programa de algún partido político, pero pese a ser así, dudo mucho que las vayan a exigir y a luchar por conseguirlas. Si es que algún día el Sr. Rajoy abre la negociación para reformar nuestra Constitución, el tiempo lo dirá.