La lluvia de estos días pasados presagia la melancolía del invierno, además de garantizar la provisión de agua de nuestros embalses. En Galicia, se confirma, las restricciones son algo así como alarmas burocráticas. Estamos en tiempos de balance y vuelta a empezar y si en Galicia esperamos un nuevo renacimiento, en La Coruña, nuestro Ayuntamiento deberá ocuparse de nosotros; en 2018 ha de plantearse la refundación de la ciudad. Si analizamos la preocupación de nuestros gobernantes, observamos que prima la disponibilidad de suelo edificable, tal vez, porque en el sentido recaudatorio municipal el capital tiene más protagonismo que la sabiduría. La Coruña está en permanente estado fundacional; las grandes mejoras y emprendimientos siguen a la expectativa. A modo indicativo, citaremos la fachada marítima, la urbanización de los muelles vacantes, la "humanización" de la avenida de Alfonso Molina, resolver el antiguo tema del ofimático, la activación de nuevas zonas industriales, la comunicación ferroviaria con Ferrol y Lugo, las obras de Alvedro? y emplear la triaca con la Xunta y la Autoridad Portuaria, es decir, huir de la confrontación porque en la beligerancia, a veces, no bastan ni el incordio ni el talento ni la paciencia, y con los organismos citados hemos de contar para planificar estrategias en coherencia con nuestra realidad. La avenida de la Marina no puede seguir desamparada un año más; en un sentido humano, sería pecado grave que perdiera el valor de la calle, esa evidencia prodigiosa que anima, esa vista larga que ve y coteja Renzo Piano, arquitecto genovés, premio Pritzker 1998, uno de los grandes maestros del urbanismo, prevenía que "la Naturaleza nos gobierna" y debe ser la Naturaleza la que dicte el proyecto coruñés. No basta que contemos con una de las factorías más importantes del mundo de prendas de vestir y no dispongamos de un gran centro de Moda. El aire cosmopolita de la creación coruñesa ha de hacerse con una perspectiva de tiempo y mar.

Otrosí digo

Todo está por las nubes, singularmente el marisco y el resto de los frutos del mar. En La Coruña todo huele a mar. El olor es la generosidad de las cosas impacientes. En el Congreso, en vacaciones pascuales mucha risa. La presidenta Ana Pastor "aguijoneó", con su gracejo zamorano, a los legisladores. Les recordó que la mayoría había prometido ir al "trabajo" en bicicleta y no se ve ni una. Y añadió: "Si ustedes ven una cámara y un micrófono y Pablo Iglesias no se acerca, es que no es Pablo Iglesias". Los leones de las Cortes, que guardan su espectacular entrada, parecían corderos asimilados.