El Centro Gallego de Buenos Aires, tras 110 años de existencia, está a punto de desaparecer. Sin esta institución, el mayor monumento de la emigración española, la historia de la Argentina y de España no podrán escribirse completas sin sus referencias. Todavía, en sus espaciosas instalaciones se guardan tesoros artísticos y bibliográficos, que constituyen uno de los mayores patrimonios de Galicia en el exterior. Era poseedor de un laboratorio, productor de fármacos muy apreciados por la sanidad local, contaba con Caja de Ahorros y Mutualidad y un Hospital prestigioso de medicina integral y asistencial, amén de servicios fúnebres propios, con un monumento en el cementerio de La Chacarita, dársena definitiva de nuestros paisanos. Desde hace tres lustros, por nuestro conocimiento directo advertimos de la notoria precariedad del Centro Gallego, ante la llegada de la Seguridad Social obligatoria impuesta por el gobierno argentino y, sobre todo, por el envejecimiento de nuestra colectividad con la consiguiente mengua de la masa social y, por tanto, la disminución de sus ingresos económicos. Superó con problemas las veleidades del último gobierno peronista y de su afán confiscatorio (Perón ya quiso incautar el Centro Gallego). Esta institución, siempre ajena a la política partidaria, ha sido un ejemplo para la democracia argentina, tanto en épocas del peronismo irredento, como de la dictadura. Sus elecciones, las únicas que se celebraban en la Argentina, suponían para la población un aire de libertad. La Xunta de Galicia acudió siempre con ayudas económicas y de material sanitario a paliar problemas que tenían otras profundidades, como involucrar a la juventud y sobre todo vencer la renuencia, en términos generales, de los "gallegos profesionales", opulentos, incapaces de asumir el riesgo de la lealtad. Cuando el patrimonio gallego peligra es cuando se hace necesario el desprendimiento, no un saldo de hipocresía en las ideas, en las creencias y en los sentimientos. No basta con hacerse la foto cuando nos visitan.

Otrosí digo

Dos grandes figuras coruñesas jalonan la vida del Centro Gallego de Buenos Aires, durante el último siglo: don Eduardo Sánchez Millares, noiés, varias veces presidente; y don Juan Antonio Pérez, presidente argentino, hijo de coruñeses avecindados en el Camaranchón de La Coruña, ya desaparecido, de la plaza de Pontevedra.