Como viene siendo habitual en los balances, siempre quedan expectativas que no se contabilizan. Tal sucede anualmente en el ámbito municipal, en cuyo resumen de 2017 continúan pendientes asuntos trascendentales para La Coruña (fachada marítima, accesos, intermodal, ampliación de Alvedro, de la Ciudad Vieja, etc.), sin definir por el Gobierno central y por la Xunta con quienes el ayuntamiento coruñés mantiene tensas relaciones. Estas circunstancias debieron pesar en el ánimo del alcalde local en su discurso de fin de año, en el que estuvieron ausentes la autocrítica y la base del quehacer político. En su utópico programa, por ejemplo, no asoma por las rendijas de la virtualidad una salida persuasiva constructiva y funcional. La regeneración municipal ha entrado en la deriva, propia del populismo, de favorecer a la tribu, que no permite llevar al ánimo ciudadano la certeza de un próximo estado de sosiego, imprescindible para que la tarea pública se desarrolle racional y eficazmente. Los ejemplos del Mercado y Centro de Salud de Santa Lucía, la polémica adjudicación del proyecto Cárcere no son ejemplos de utilidad social en su definición y sí la evidencia de que la ley debiera primar sobre los caprichos de los gobernantes. No respetar al partido mayoritario, quiebra la legitimación de las urnas y hace difícil encontrar fórmulas para metamorfosear la realidad. El apoyo del socialismo a la Marea es como un semáforo ámbar. Su confesado cassandrismo hace que La Coruña viva con luz de baja intensidad. Manifiestan sus munícipes que el motivo de su actitud puede llevarles a sucumbir sin poder evitarlo. Nuestra ciudad no debe quedar al albur de fuerzas políticas que han activado formas del pensamiento político ya superadas y, en el ámbito cultural, no han logrado convertir el saber en un principio de excelencia personal.

Otrosí digo

Por testimonio directo de la operación A pé de barrio, en su sector de Santa Lucía-La Falperra que alcanzó buena parte del Ensanche, ha sido un simulacro que ni siquiera tiene el aire de una operación cosmética. Fácil es comprobarlo en Plá y Cancela y en Los Mallos, un dechado de abandono. A pé de barrio, lema despojado de cualquier compromiso, no ha cumplido los objetivos publicitarios. Hemos pasado del "sentido de ciudad" al ego aldeano.