Varios informes publicados por este periódico en el arranque de este año vienen a confirmar la tremenda losa que la crisis demográfica supone para la radiografía económica en Galicia. El dato que enciende todas las alarmas es que siete de cada diez ayuntamientos gallegos cuentan ya con más pensionistas que cotizantes a la Seguridad Social. El sorpasso de los pensionistas a los trabajadores es una realidad ya en 220 de los 313 concellos gallegos. Esta brecha social y económica se agranda aún más en la Galicia interior. Ourense acaba de convertirse en la primera provincia española con más jubilados que cotizantes, una inquietante línea roja que la provincia de Lugo está también a punto de cruzar.

Galicia ganó 21.713 afiliados a la Seguridad Social el año pasado y elevó su nómina de cotizantes al nivel más alto desde septiembre de 2011, antes de la recaída en la recesión. 2017 fue el cuarto año consecutivo de creación neta de empleo y, pese a ello, no ha servido para corregir el colapso demográfico de la comunidad, donde los concellos con más pensionistas que trabajadores en activo son una abrumadora mayoría y representan ya el 70% del mapa municipal gallego.

Pese a la mejora del mercado laboral, la creación de empleo se ha centrado en las principales urbes, y la despoblación y el éxodo del rural continuaron en 2017 con el abandono de 100 aldeas, que suman ya dos millares en los últimos años. Este abandono rural lastra significativamente las estadísticas globales de la comunidad. En el conjunto de Galicia se contabilizan ahora 1,3 cotizantes por cada pensionista, la mitad del umbral que recomiendan los expertos para que un territorio sea sostenible económicamente.

Ourense ha sido la primera provincia de España que ha traspasado la barrera de la viabilidad, con 7.551 jubilados más que trabajadores en activo. En cerca del 90% de sus 92 municipios se están abonando ya más prestaciones que nóminas, según los últimos datos facilitados por la Seguridad Social. Y hay casos especialmente sangrantes como el del municipio de Xunqueira de Ambía donde figuran 600 pensionistas por tan solo 260 afiliados en alta laboral.

Peor aún es el caso de Avión, concello mediático por albergar el veraneo de los magnates Vázquez Raña y Carlos Slim, donde por cada trabajador hay cuatro personas que perciben una pensión.

Lugo va también camino de seguir sus pasos. La provincia lucense contabiliza tan solo una ventaja de 2.500 cotizantes sobre las 117.500 pensiones que recibe al mes y en 54 concellos de un total de 67 se cuentan ya más jubilados que trabajadores ocupados.

La ratio mejora en las provincias de A Coruña y Pontevedra con porcentajes similares que rondan los 1,4 trabajadores por pensionista, una estadística todavía lejana de los dos trabajadores por jubilado que conforman la media española. Este dato solo es ligeramente superado en los cinturones metropolitanos de A Coruña, Vigo y Santiago, que acaparan la población activa de Galicia.

El desplome demográfico es también, por paradójico que parezca, la clave de la caída del paro registrada en Galicia durante 2017. A finales del año pasado se registraron en la comunidad 22.000 parados menos que al término de 2016. Con lo que el número oficial de desempleados registrados en el INEM bajó en Galicia a 182.100, es decir, una tasa del 14,7% de la población activa gallega, que agrupa a los mayores de 16 años en disposición de trabajar.

Este dato fue recibido como una notable mejora del mercado laboral, todavía muy lejos de la tasa de paro del 8% que presentaba Galicia en 2008, antes de la prolongada y devastadora crisis económica, pero sí el porcentaje de desempleo más bajo registrado en la comunidad desde entonces.

Esta buena noticia resulta en cierta manera un espejismo si se pasa por el filtro demográfico. Si se cruzan los datos de la Seguridad Social con las estadísticas de población, la radiografía que aparece es mucho menos optimista. Lo cierto es que el año pasado solo se crearon en Galicia 6.200 puestos de trabajo. Pero también lo es que el INEM registra 22.000 parados menos que en 2017. ¿Cómo se explica esta contradicción? Por la pérdida de población activa. Galicia perdió en 2017 a 15.900 personas en edad de trabajar. Al bajar la población, baja el porcentaje de los parados inscritos en el INEM.

La realidad es que el 72% de la caída del paro registrada oficialmente en Galicia en 2017 responde a la marcha de esos casi 16.000 gallegos, que ha reducido la población activa de la comunidad y, aritméticamente, también, como consecuencia, el porcentaje de los parados.

Los expertos ponen el punto de mira en dos preocupantes cifras del mercado laboral gallego que enlazan con la cada vez menor ratio entre trabajadores y pensionistas. Por un lado, Galicia no tenía desde 2003 un volumen de población activa tan bajo, apenas un 53% del total. Un índice que en España solo empeora en Asturias, con el 50%. Y por otro, un mercado laboral cada vez más envejecido y sin relevo generacional.

Estos datos proyectan un futuro de difícil sostenibilidad para la comunidad, que tiene en su invierno demográfico un reto prioritario. El desafío exige medidas complejas, que solo tendrán efecto a medio y largo plazo, por lo que deben ponerse ya sobre la mesa. El tiempo apremia y lo que está en juego es nada menos que la viabilidad de Galicia.