"Han tratado de manejar, controlar y usar los conflictos regionales para diseñar las 'revoluciones de colores' en su propio interés, pero el genio salió de la botella".

"Parece que los mismos autores de la teoría de caos no saben qué hacer con eso"

Vladimir Putin (Sochi: 2014), culpando así a Occidente de la crisis en Ucrania.

Vladimir pisó un gimnasio de judo a los 11 años, pocos sabrían qué era aquello en los barrios bajos de San Petersburgo y soñaba con los actores de acción, ya ha conseguido los más altos grados en ese tipo de lucha y en las similares, faltaría más.

Ahora le vendrían bien otras artes menos marciales, más diplomáticas y no menos arriesgadas, se ha apartado de la vieja pátina ideológica, ha abrazado la causa religiosa e intenta parecerse todo lo posible a la Catalina II la Grande, no sólo reconquistando Crimea. Sueña desde su llegada al Kremlin en 2000 con devolverle a Rusia su papel de gran potencia mundial con la ayuda de Edward Snowden y sus documentos, perseguidos ambos por la Casa Blanca invistiéndoles como campeones de la represión y la libertad de expresión.

Mientras, los medios del vértice estadounidense le calificaban de patético, lamentable, débil y perdedor, olvidando que aprendió en el KGB aquello de no destruyas a tus enemigos, manipúlalos y úsalos para tus propios objetivos; todo ello enmarcado en países nostálgicos de un imperio hecho trizas, en la absoluta miseria. La OTAN había machacado Serbia, Chechenia disfrutaba de una independencia de facto.

Las siguientes reacciones de los cuatro púgiles han sido similares, controlan los hidrocarburos, aceros, aluminio, medios de comunicación, los tribunales y la política, prometiendo reconstruir el prestigio mundial de sus países, siempre contando con el inestimable apoyo de las iglesias, las políticas ultraconservadoras, una buena dosis de populismo y liberalismo económico, creando millonarios en racimos, con mano dura, sin oposición, cual nuevos zares dependientes de los precios del petróleo y de las armas.

Haría falta que Catalina La Grande resucitase para ver lo de Crimea, a Siria liberada no sé de qué. Hoy sus imperios también son protectores de Irán y Turquía, de Israel, de Irak y el ISIS, de los países golfos, quiero decir del golfo.

Como siempre terminamos hablando de dioses. En occidente, las poblaciones hablan con su dios y negocian con él. En el este se le adora. Caos hubo con la Grecia ortodoxa en la OTAN y con la Polonia católica en el Pacto de Varsovia; Ahora parece que se repiten las campañas con el tamaño de los misiles; en la de Putin, sin rivales, a la altura del vitalicio norcoreano y del también perpetuo chino Xi Jinping, frente al vago campeón del Twitter en USA. Pobres jóvenes encerrados en ese ring en el que el tongo es obvio.