Marta Sánchez reapareció con estrépito en Madrid, tras una larga temporada en Miami, con el estreno de su Carta de amor a España y la música del Himno nacional, Marcha Real o Marcha Granadera como fue en sus principios. La actuación de nuestra popular cantante pop, en el Teatro de la Zarzuela, ante su público, ha producido alboroto y polémica, si tenemos en cuenta que anteriormente distinguidos poetas como Pemán y Marquina habían intentado, en vano, dotar de versos al himno patrio. El sentido de la carta, aclarado por la propia Marta, no consiguió poner fin a la diatriba pese, o tal vez por eso, por haber despertado la emoción de la novedad de estos tiempos.

Conviene recordar que nuestros emigrantes, incluso aquellos profesionales o servidores del Estado en el exterior ("emigrantes de privilegio") en muchos casos han sentido a España, desde fuera, como algo más que una anécdota entrañable desprovista de todo sentimiento tautológico. El gallego, aquejado de morriña, siente como primer síntoma un vacío, una añoranza que anida en el alma entremezclada con la saudade, que esconde en los ojos el recuerdo. Y esta circunstancia no es una cuestión de patriotismo. Sofía Casanova, enterrada en Poznan (Polonia) junto a la fiel Pepiña (Josefa López 1845-1950) los justificó: "Porque presiento que nunca veré el cielo de mi patria, ni han de sollozar sus brisas en mi tumba solitaria".

Marta Sánchez no es una iletrada, tiene formación y conocimiento. De su vocación mundana y audacias evitables, trasluce en el trato buena crianza y refinamiento. Hija del gran bajo-cantante Antonio Campó y ahijada de Alfredo Kraus, ha sabido manejar con soltura el vasto teclado del Himno español al que, como broche, su voz puso el matiz de su orgullo patrio.

Otrosí digo

El académico don Ramón Piñeiro, en su espléndida obra Significado metafísico de la saúde, analiza la morriña, la tristura, la añoranza. Otero Pedrayo se fija en el poeta Antonio Zapata García, emigrante en Buenos Aires, que recoge todas las esencias de nuestro paisaje en su poesía: A campana da soidade, dedicado a la Berenguela de la Catedral de Santiago: "Como choramos, campan/o sentir da túa voz/ chamándonos/ falándonos/ agarimándonos/ a través do mar Atlan/ e da soidade do mar Atlan/ que na América nos sostén/ sin ir a pique".