Un nuevo robo en una cafetería en el barrio de Elviña esta semana, el tercero en el mismo establecimiento en dos meses, ha colmado la paciencia de los hosteleros de la zona. Se quejan de la falta de vigilancia policial por la noche que deja sus negocios desprotegidos. El hecho viene a reflejar lo que desde hace meses constatan las estadísticas y lo que denuncian los propios agentes de la policía.

Galicia tiene un índice de criminalidad por debajo de la media española pero la provincia coruñesa es la que sufre mayor déficit de agentes y la que registra la tasa más alta de delincuencia de la comunidad gallega. Es la única en la que aumentaron los delitos el pasado año, según los datos presentados por la delegación del Gobierno hace dos meses. A Coruña es la segunda ciudad gallega de más de 30.000 habitantes con el índice de criminalidad más elevado, superada solo por Vilagarcía y los robos con violencia en domicilios se incrementaron un 6,2%.

Los sindicatos policiales llevan años quejándose de que los recortes de la crisis ha provocado una reducción del número de agentes alarmante hasta el punto de que una de cada cuatro plazas de policía en la provincia coruñesa está sin cubrir. El Gobierno admite en respuesta a una pregunta de senadores socialistas que pese a contar con un catálogo de 1.971 agentes en A Coruña, tan solo hay 1.420 activos.

A principios de los ochenta se hicieron promociones muy grandes, de 4.000 policías, pero todos ellos se van a jubilar ahora. Un ejemplo del déficit que esto provocará en las plantillas es la ciudad de A Coruña. De las 25 a 30 plazas que se necesitan cubrir cada año en la comisaría coruñesa, la media es de 15 por jubilaciones y el resto por traslados o bajas de larga duración. Sin embargo, según denuncian los sindicatos policiales, el refuerzo previsto para este año será de solo cinco agentes. Estos datos se traducen en la práctica en falta de patrullas en la calle, grupos de investigación al límite, unidades de denuncias bajo mínimos, reducción de horarios en las oficinas de familia y atención a la mujer, colapso en Extranjería...

Los problemas ocasionados el pasado verano en A Coruña por falta de personal en las comisarías de la Policía Nacional tanto para la tramitación de documentos como DNI o pasaportes como para presentar denuncias por delitos provocaron las protestas de los sindicatos policiales y la intervención del Defensor del Pueblo, que demandó el refuerzo de la plantilla policial durante la época estival en aquellas ciudades, como A Coruña, donde se registraran colas. La situación no ha variado desde entonces y los agentes ya advierten de que en el plazo de dos meses se corre el riesgo de volver a sufrir los mismos problemas que el año pasado.

Los recortes por la crisis tienen sus consecuencias y los vehículos policiales en la calle son cada vez más escasos. En el caso de A Coruña, según afirma el Sindicato Unificado de Policía, se ha pasado de once vehículos en 2010 a tres en la actualidad.

La ecuación es sencilla para los sindicatos policiales: si hay menos agentes, suben los delitos. Achacan el incremento de robos con fuerza a la falta de equipos de investigación. Según sus estimaciones, el primer semestre del pasado año quedaron sin esclarecer el 80% de los robos denunciados. Esta carencia de medios para investigar está detrás del engañoso descenso del tráfico de drogas a pequeña escala, según los agentes. No es tanto que haya disminuido el narcomenudeo como que no haya personal para investigarlo.

La Policía Nacional acusa un déficit en la plantilla de la provincia de A Coruña del 28%, el más elevado de Galicia y el raquitismo de efectivos se triplica en verano, precisamente en la etapa de mayor incidencia de los robos en pisos por las vacaciones. Los sindicatos que representan tanto a los agentes como a los mandos reclaman que se refuerce la plantilla y que la tasa de reposición se cubra al menos al 90%.

Los responsables del Ministerio de Interior no deben hacer oídos sordos a las advertencias de los funcionarios policiales sobre los efectos de la peligrosa precariedad en las comisarías de la ciudad y deberían poner remedio a estas carencias impropias de una ciudad de las dimensiones de A Coruña. La presencia de más patrullas en las calles es vital para que los ciudadanos perciban una mayor sensación de seguridad y ello no puede ser en perjuicio de efectivos dedicados a la investigación. Las bajas por jubilaciones deben ser cubiertas. Los coruñeses se merecen una ciudad más segura y no deben sufrir los efectos de otro colapso en las comisarías este verano, como auguran los policías.