La política española está complicada. Pero la poscrisis y la oleada de inmigrantes han dejado a toda Europa muy tocada. Italia es un país fundador de la UE y un país europeísta (Mario Draghi es el presidente del BCE). Pero las elecciones del pasado marzo dieron a dos partidos antieuro, el Movimiento Cinco Estrellas (M5E) y la Liga, que son populistas y contrarios a la inmigración, el 50% de los votos (32% el M5E y 18% a la Liga).

Y el programa ha generado gran inquietud en los mercados y en la Comisión Europea. Una primera versión hablaba de establecer un camino de salida del euro y que el BCE perdonara a Italia 250.000 millones de los bonos italianos que el BCE ha comprado. La alarma fue total. Ahora la última versión es más suave, pero sigue preocupando.

Italia es (Grecia aparte) el país más endeudado de la UE (130% del PIB) y el programa prevé un gran descenso del IRPF ( flat-taxes del 15 y 20%) y una renta básica de 780 euros. El FMI calcula el coste en 126.000 millones, lo que haría que el déficit italiano pulverizara las normas de la UE. Además, elimina la reforma de las pensiones que hizo Mario Monti en el momento más grave de la crisis (2011).

Esta Italia, que además quiere expulsar con rapidez a 500.000 inmigrantes, generaría grandes tensiones en la UE y se han disparado las alarmas. La prima de riesgo italiana -que en otro tiempo era más baja que la española- ha subido 50 puntos básicos en dos semanas y ha llegado a 2,22 frente a 1,19 de Portugal y los 0,77 de España. Y la bolsa italiana, que este año era de las que más se había revalorizado, ha caído un 2,6%. ¿Qué pasará cuando se concrete el nuevo gobierno y tome sus primeras medidas populistas?

Y si Italia va mal, las consecuencias para España no serán buenas.