The Washington Post se fijaba en la decisión del tribunal alemán de Schleswig-Holstein de rechazar la entrega del anterior presidente catalán, Carles Puigdemont, por un delito de rebelión (tal como pedía la instrucción del juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena), pese a que la Fiscalía alemana respaldaba la posición española y solicitaba el ingreso en prisión de Puigdemont (algo a lo que también se negaron los jueces germanos). La resolución judicial final sobre Puigdemont podría saberse en un mes.

BBC apuntaba a incidentes en distintos puntos de EEUU, ante ciudadanos que hablan en español y son reprendidos por ello. Lo cierto es que, en el país, no hay lengua oficial reconocida (aunque el inglés sí lo es en más de 30 estados), pero la mayor hostilidad hacia el español podría estar relacionada con la presencia creciente del idioma en EEUU (con más de 41 millones de hablantes) y a la victoria de Donald Trump en 2016, ante su rechazo a la inmigración.

Media-tics se fijaba en el exitoso caso del medio danés Zetland, una publicación especializada en cultura, educación y economía. A partir de un evento, pidieron a sus suscriptores (que pagan 12 dólares al mes, para acceder al medio) formas de mejorar el contenido y estos respondieron que querían escuchar las noticias, en lugar de leerlas. Ahora, el 60% de dichos abonados escuchan sus podcast y, además, los suscriptores han pasado de 8.500 a 10.000, en un año.

Dos analistas de NiemanLab, Heidi Tworek y John Maxwell Hamilton, apuntan que la edad de oro de los periódicos, transcurrida entre el final de la Segunda Guerra Mundial y los años 90 (llegando a un público masivo, con financiación publicitaria), ha sido una excepción. En el futuro, la prensa (incluso en internet) será un producto elitista y moderadamente caro. Y es que ahora se ha comprobado que a la mayoría le seducen más las fake news, que han existido siempre, que los contenidos de alta calidad.