La mediación de Zapatero en la crisis venezolana no ha servido para abrir horizontes de esperanza frente a la dictadura de Maduro, líder con notorias carencias e inepcia para el gobierno. Venezuela, país de inmensas riquezas, está hoy agobiado por el nacionalismo bolivariano de inspiración castrista, en el que la palabra "verdad" es exclusiva del régimen gobernante. Maduro no quiere como testigos a los periodistas y los persigue, quiere cómplices, postulado obsceno que trata de derruir a quienes se resisten. La mediación internacional no es una asignatura improvisada, es materia de las máximas exigencias. Siempre suele elegirse para este cometido a funcionarios internacionales porque en ellos prevalece la imparcialidad rigurosa sobre cualquier partidismo. Zapatero carece de ese perfil. Responde a la médula ideológica del militante, circunstancia que suele impregnar a la mediación de política e impide, casi siempre, usar la prudencia. Al final, el personal mediador de carácter político (caso Zapatero) es juzgado por su ética de "intención", el personal funcionario por la de las "consecuencias". La mascarada de la última elección presidencial es una muestra más de los objetivos del régimen de Maduro de imponer su megalómano radicalismo antisistema. Zapatero, que suponemos acudió bien equipado de información (tampoco fue desconocedor del día a día venezolano), no ha logrado, sin embargo, que su misión discurriese en un clima de discreción y oportunidad como lo evidencia el rechazo popular recibido. En la actualidad, no se puede aspirar por un futuro democrático de Venezuela si se ha contemporizado con el dictador de un régimen ante el que se debe actuar siempre utilizando los ingredientes del positivismo crítico.

Otrosí digo

La historia de la América hispana se repite, vuelve al siglo pasado; la "trilogía bananera", como la calificó el Nobel Miguel Ángel Asturias. Nicaragua en plena efervescencia, Bolivia alineada con Caracas, con el inconveniente de la pesadez del poncho cocalero, mientras Venezuela trata de ser el país más militarizado de América del Sur. Zapatero regresará gratificado de una misión de resultados poco gratificantes.