Colombia, uno de los países más bellos del mundo, vive en la incertidumbre política cuando se cumplen 70 años del asesinato del líder del Partido Liberal Gaitán, mientras se reunía en Bogotá la IX Conferencia Panamericana. Desde entonces, el tradicional bandolerismo se transformó en movimientos guerrilleros muy organizados que camparon por la selva y buena parte del territorio "liberado". Las elecciones del pasado domingo (27-05), se han celebrado en "relativa paz", aseguran las crónicas. Pese al acuerdo entre el gobierno y las FARC, queda pendiente la negociación con el ELN; todavía se advierte que, en algunas zonas, siguen actuando bandas criminales paramilitares. El triunfo electoral del centro-derecha. Iván Duque, del partido del expresidente Uribe, contrario al pacto de los terroristas, obtuvo el 39,15 de los votos que le obliga a una segunda vuelta el próximo día 17. Le sigue el excalcalde de Bogotá y exguerrillero Gustavo Petro con el 25,08%, es decir, a una distancia de 2.718.439 votos de Duque. El resto de los candidatos descartados suman 7 millones de votos, que decidirán la segunda ronda. A partir de ahora, se abre una etapa de negociación política, aunque la opinión pública se inclina por el triunfo de Iván Duque si mantiene la línea conciliadora de su campaña y aleja, en la retaguardia, al expresidente Álvaro Uribe, recalcitrante contrario al pacto con los guerrilleros de las FARC. Los colombianos subrayan la "relativa paz" que presidió los comicios y remueven de nostalgia de Colombia, antaño un país apacible, el más tranquilo de América que había elevado la moderación y la ecuanimidad al rango institucional, orgullo patrio solo comparable a su arte poético-literario, cuyo referente universal es Gabriel García Márquez.

Otrosidigo

Con María Dolores Pradera se va un arquetipo de la escena. Su calidad, dominio y galanura se advertían en la finura que tenía para desplazarse por el escenario y en su talento interpretativo. Tuve ocasión de entrevistarla durante una merienda en la residencia de la familia Taboada, a la que acudió con su inseparable amiga coruñesa Coquita Solorzano. Pasados los años volvía a encontrarla en América con Los Gemelos. Su precisión, expresividad, entonación y mímica resumían la hermandad de la música hispano-americana. Personalmente, sentía la angustia humana que se iluminaba por la realidad.