Ciertos medios no pierden ocasión de anatemizar a Rusia. Ha sucedido otra vez a raíz de los rumores sobre el posible nombramiento como nuevo consejero de Seguridad Nacional de un coronel que muestra al parecer excesiva comprensión hacia Putin. Todo ello me recuerda en cierto modo lo que sucede en Alemania, donde políticos y medios no dejan de criticar a Rusia por la invasión ilegal de Crimea mientras que la opinión pública está a su vez profundamente dividida sobre cómo tratar a ese inmenso y vecino país.

Son en efecto mayoría los alemanes que, aun condenando la invasión de ese territorio de Ucrania, dicen entenderla por el acoso de la OTAN y consideran en cualquier caso al líder ruso más previsible y menos peligroso que su actual homólogo estadounidense. "No conseguimos nada provocando a Rusia", ha dicho, por su parte, el controvertido coronel Pedro Baños, experto en yihadismo y a quien nuestros medios señalan, casi a título de denuncia, como colaborador de la cadena estatal rusa RT.

Cadena con la que por cierto colaboran periodistas y políticos occidentales como el ex primer ministro escocés Alex Salmond o el exalcalde laborista de Londres Ken Livingstone o el experiodista de la CNN Larry King. Tanto la RT como otros medios estatales rusos han negado sin demasiado éxito en Occidente la supuesta "campaña de desinformación" de su país en la crisis, que nuestros medios dan por "confirmada" por el testimonio de los servicios de información españoles, alemanes y estadounidenses.

Pero ¿desde cuándo hemos los periodistas de dar inmediatamente por bueno, sin someterlo al necesario escrutinio, lo que nos cuentan nuestros servicios de información o los de los aliados? ¿No estaría justificado al menos cierto escepticismo? Sigo con asiduidad la televisión rusa en inglés, como hago también con la BBC, la CNN, Al Yazeera o las emisoras francesas o alemanas, y veo que, al margen de la diferente calidad o del rigor o fiabilidad de unas y otras, cada cual destaca unas noticias y oculta o minimiza otras, según conviene.

Parece reprochársele al militar español, a quien confieso no conocer, el que haya dicho cosas como ésta: "Que Rusia quiere tener su área de influencia? Por supuesto, como EEUU y China. También quiere tener sus mercados y países afines alrededor". O estas otras: "Europa pagará su error de alejarse de Rusia. La guerra mediática y entre Estados Unidos y Rusia es tan intensa que cada vez cuesta más saber lo que de verdad sucede en la guerra de Siria".

¿No se ha dicho siempre que la verdad es la primera víctima de la guerra? ¿No parecen sus reflexiones sobre el peligro de aislar a Rusia cuando menos sensatas? Es posible y aun probable que Putin trate de debilitar a Europa, apoyando a las fuerzas nacionalistas y populistas de algunos países, pero ¿acaso no trata de hacer mismo en este momento Estados Unidos?

¿No lo ha expresado con brutal sinceridad el nuevo embajador de Donald Trump en Alemania? Los países no tienen amigos, sino solo intereses. Y esto vale lo mismo para la Rusia de Putin que para los Estados Unidos de Trump. Hace tiempo que Rusia dejó de ser comunista para convertirse en no sabemos exactamente qué -hay quien habla de "democracia iliberal"-. Pero muchos en Occidente se empeñan en verla como si aún vivieran allí Beria y Stalin.