Los gallegos engordaron durante la recesión económica. El creciente peligro de salud que representa la obesidad ha cambiado el mapa español en estos últimos años y se agrava en dos comunidades autonómicas del noroeste: Asturias, que lidera el número de ciudadanos con sobrepeso y Galicia, que ha subido desde la cuarta posición a la segunda en el ranking de obesidad nacional. Uno de cada cuatro gallegos es obeso, una cifra que solo se supera en Asturias.

Según reveló hace unos días el estudio Epidemiología de la obesidad en España, realizado por la Universidad de Navarra, seis de cada diez españoles sufren de sobrepeso, una tendencia que se ha agudizado en los últimos años en Galicia y Asturias. Hasta la eclosión de la crisis, las comunidades autonómicas con peores estadísticas de obesidad eran Canarias y Andalucía. La obesidad representa ya por sí sola el 2% de todo el gasto de la sanidad pública en España y su preocupante aumento en Galicia se suma a otros factores que lastran el gasto sanitario en la comunidad como el envejecimiento.

El comportamiento de las comunidades ha sido dispar a lo largo de los años transcurridos desde el último estudio epidemiológico sobre obesidad, realizado en 2005, lo que presenta un mapa completamente diferente al de hace trece años. Si entonces Canarias, Andalucía y Murcia estaban a la cabeza de los índices de sobrepeso en España, es ahora la comunidad gallega la que ha escalado más posiciones en este preocupante ranking.

Galicia ya es la segunda comunidad con mayor tasa de obesidad, con el 25%, solo superada por Asturias con el 25,5%. Le siguen Murcia y Andalucía, ambas con el 24%. Mientras que Canarias, la comunidad con mayores índices de obesidad en 2005, ha bajado a la quinta posición con una tasa del 20%.

Los especialistas dan especial importancia a la estrategia que han seguido en estos últimos años las instituciones públicas en Canarias, la comunidad líder hasta ahora en este problema de salud, para reducir y lograr estabilizar la tasa. Y se basa fundamentalmente en promocionar la actividad física y recuperar la cocina tradicional, basada en productos de temporada.

¿Qué ha pasado mientras en el noroeste de España?, se preguntan los autores del estudio? Matizan que son varios los factores que influyen en la obesidad, pero apuntan entre ellos al repunte del paro y el empobrecimiento provocados por la recesión económica. Menos trabajo implica menos actividad física y, sobre todo, menos recursos disponibles. Y, en ese caldo de cultivo de sedentarismo e ingresos familiares escasos, suele ganar la comida menos sana y más barata que los productos frescos de temporada propios de la cocina tradicional.

En cambio, la España que mejor retratada sale en la nueva foto de la obesidad en el país comienza en Cantabria, sigue por el País Vasco y Navarra y se prolonga hacia Cataluña y Baleares, la comunidad con menos porcentaje de población con ese problema. Comunidades, por otra parte, con altos índices económicos.

Los expertos en nutrición vienen avisando en los últimos años de la estrecha relación entre obesidad y pobreza. Puede resultar paradójico, pero es una realidad: las personas con menos recursos sufren mayores tasas de sobrepeso. La obesidad es una epidemia social que abarca a toda la sociedad, pero que afecta con mayor virulencia al estrato socioeconómico más vulnerable.

La Xunta ya presentó un plan en 2014 que abogaba por mejorar el patrón alimentario entre los niños y fomentar la actividad física para evitar el sobrepeso tras conocer los datos de una encuesta que revelaba que Uno de cada cuatro niños de Primaria y Secundaria en Galicia tiene sobrepeso y un 8,4% padece obesidad, que es el trastorno nutricional más frecuente en edad pediátrica. La situación, sin embargo, no ha mejorado.

El salto de Galicia a la segunda plaza del ranking nacional de la obesidad es un dato alarmante desde el punto de vista de la salud, pero también un indicio de que esos estratos socioeconómicos más desfavorecidos han aumentado en la comunidad.

El informe epidemiológico alerta de que cuando el problema de la obesidad avanza notablemente en una comunidad, como parece ser ahora el caso de Galicia, se abre la puerta a un peligroso escenario de problemas crónicos de salud pública, con un riesgo de un gran aumento de la diabetes, que conlleva a la larga una excesiva carga para el gasto sanitario. Galicia no puede esperar a que el problema estalle. Es hora de poner en marcha medidas que frenen una inquietante tendencia que puede convertirse en epidemia irreversible.