Buenos Aires, la quinta provincia gallega, celebra sus fiestas fundacionales (Juan de Garay, 9-07-1580). En esta inabarcable ciudad, donde se reúnen los dos hemisferios, el mundo nace primero. En la eterna noche porteña, se percibe la serenidad americana, en la fluorescencia del bullicio, bajo la mirada de la Cruz del Sur, la joya que cuelga del cielo argentino. En Buenos Aires están los despertadores más tempraneros, de cuyas campanas al alba dependió siempre el trabajo por la vida de nuestros emigrantes. Por sus campanadas y el sonido de nuestra lengua se llega a la médula de una tierra empobrecida por el populismo que hostigó su libertad y desarrollo. Buenos Aires es una síntesis de Europa, en el más allá de lo posible, escuchando hablar español a todas horas. Todavía hoy se cree que el universo fantástico del mañana continúa siendo una esperanza. Desaparecidos los gallegos autóctonos, el destino de Galicia en América es incierto. No bastan las ayudas coyunturales, ni el sentimentalismo emotivo. Añoramos la participación activa de esos paisanos opulentos, que no transmitieron ni involucraron a sus descendientes en el amor a la terriña, y que desde sus posiciones de privilegio, viven alejados de la filantropía y tan cercanos a la especulación y al dividendo. El tango, genuino de Buenos Aires, es el símbolo dramático de la vida porteña, cuya congoja surge de los inmensos vacíos pampeanos y de la melancolía ciudadana. El tango, mezcla de habanera, tango andaluz y del fondo de los tristes indígenas es, según Sabato, "la manifestación de una ocasión evocada pero no cumplida". El refinamiento porteño, la hospitalidad y el tasajo del plato nacional (la carne), se resumen en "coma, no más" que, por su tono viene a ser un ratimago afirmativo, lleno de permanente invitación. El mate, estimulante y displicente, anima la vieja castellanía criolla y le sirve de lenitivo, en los momentos álgidos, con esa mezcla de sabores camperos fundidos con matojales y maleza de las gándaras. El tango, siempre el tango "hijo de la guitarra que amaban dos bandeones", definió Gómez de la Serna.

Otrosí digo

En esta fiesta patria del 9 de julio, que da nombre a "la avenida más ancha del mundo", nativos y residentes lucen orgullosos en sus pechos una escarapela con los colores nacionales. En los colegios de Enseñanza Primaria, como todos los días, se izará la bandera argentina, honor que corresponde al alumno que haya tenido el mejor comportamiento durante la jornada anterior.