Permítanme que presuma un poco de la fama de listos que con razón tenemos los gallegos. Cosa que captamos mejor los que residimos durante una gran parte del año fuera de Galicia. Pues bien, incluso para un pueblo tan sagaz y avisado como es el nuestro, resulta a veces difícil de entender, y por tanto, de elegir una propuesta electoral ante tantas variaciones, casi imperceptibles, de una oferta electoral común. Me refiero a la gran división existente entre el nacionalismo gallego.

Estos días parece haberse constituido una Mesa para la Confluencia en la que supuestamente estarían, además de los alcaldes de las tres grandes ciudades de la provincia de La Coruña, Compostela Aberta, Marea Atlántica, Ferrol en Común, Anova, Podemos y Esquerda Unida. Y a la que no habría acudido la dirección de En Marea.

Supongo que tendrá que haber diferencias relevantes entre las propuestas de todas esas formaciones como para que no están integradas en una única que las agrupe a todas. Pero puestos a escudriñar cuáles podrían ser sus puntos específicos de diferenciación resulta realmente difícil imaginar tantas divergencias entre las citadas siete formaciones, que tendrían que ser entre cada una de ellas y las seis restantes.

Pero el hecho de que existan prueba la sagacidad de los electores gallegos que son capaces de captar lo que separa a cada una de las demás y la convierte en la oferta electoral elegida. Con todo, los datos del último Barómetro del CIS no son favorables, al menos a nivel español, para la marca que los aglutinó en las últimas elecciones. Y así, frente a un voto real del 1,4% en las elecciones generales de junio de 2016, el Barómetro de julio sitúa la intención de voto en un 0,7%, es decir, un descenso del 50%. Hay quien dice que una de las posibles causas de este descenso en la intención de voto es la falta de visibilidad de la oferta nacionalista gallega en el Congreso de los Diputados por no haber podido constituir un grupo parlamentario propio. Es muy posible y desde luego es difícil rebatir una opinión que se asienta en una hipótesis. Pero tal vez debería ponerse sobre la mesa qué incidencia puede tener en la intención de voto, ya sea en unas elecciones generales, autonómicas, o municipales, la que se percibe como una multifractura del bloque nacionalista gallego de izquierda.