"Nosotros somos América. / Somos los que rellenan ataúdes. / Somos los tenderos de la muerte. / Los envolvemos como si fuesen coliflores".

(Los Bombarderos. Anne Sexton ).

Me han regalado un billete de dólar, con toda la iconografía de la prosperidad económica, al tiempo que me recuerdan las brechas que causa el billete. Me recreo en la pirámide de la antigua sabiduría y de las sociedades secretas en la que esta se refugió, el símbolo de la construcción para llegar a las alturas desde donde todo se divisa mejor. El águila de poder y conquista que muestran 32 y 33 plumas de los grados del rito masónico, junto al pergamino E pluribus unum ( De muchos, uno).

También este billete me ha recordado a Miguel Espinosa y sus Reflexiones sobre Norteamérica ( Revista de Occidente, 1957), donde sorprende que con solo 30 años no se conforme con los tópicos, prejuicios y clichés: un pueblo sin historia, inculto ignorante de cuanto existe allende sus fronteras, autocomplaciente, sino que con gran claridad analice, ya con ese anticipado estilo clásico, mediterráneo, cervantino y barroco español, al tiempo que se ahonda en una apuesta ética insobornable sustentada en el aliento especulativo, de Platón a Hegel pasando por Spinoza y la Ilustración, sin caer en ingenuidades, siendo amigo de la verdad.

Parte de la intrahistoria de la impronta puritano-cuáquera, la sociedad individualista, hasta la Declaración de Independencia de Thomas Jefferson, la libertad, la igualdad y la felicidad, sus más altos valores. Ahí recibe Norteamérica, encabezada por el embajador en París durante la toma de la Bastilla la herencia ilustrada, que se manifestará ya en el poder central, con Lincoln en la Conquista del Sur, como Espinosa prefiere. En esta renovada situación, Estados Unidos tiene "en los negocios su negocio", una imparable vocación de apertura al exterior, en Latinoamérica, Alaska, Texas, Oregón o California.

Serán el crack el año 29 y Europa abocada hacia una guerra de inusitadas dimensiones, el punto crítico que producirá una nueva revisión en los fundamentos de la nación. El populista F. D. Roosevelt remueve la tumba de Montesquieu. Espinosa expone el poder central que se fortalece en detrimento de los propios individuos, lo que significan hoy los Estados Unidos, la hipertrofia redentora universal, inseparable de una ordalía medieval. Nada más distante de los primitivos padres de la patria que jamás se hubieran avenido a la aberración de mantener el poder menoscabando la libertad y faltando a los más elementales principios del derecho. Quizá ya lo haya dicho Bob Dylan en Things have changed:

" Standing on the gallows with my head in a noose / Any minute now I'm expecting all hell to break loose".

"De pie en el patíbulo con mi cabeza en una soga / En cualquier momento estoy esperando que todo el infierno se desate".

La política de Estados Unidos ha pasado a tener los nichos de los dólares que el Pentágono administra hoy con una rentabilidad inaudita a lo largo y ancho de Infrahistorias, Historias Naturales y Universales.