Curiosidades políticas

Con los cambios de gobierno, renovados los siniestros, se lleva a cabo la provisión de cargos de mayor rango que han de componer los distintos equipos ministeriales, cargos que tienen relación directa con el común de los ciudadanos. En la llamada pedrea, los partidos gobernantes suelen reforzarse incluso con personalidades independientes pero la cuota principal se adjudica a retribuir servicios prestados y a cumplir con lealtades recibidas. Entre la asignación de cargos en las empresas estatales -los más codiciados por ser además los mejor remunerados- destacan los nombramientos de presidentes de la Red Eléctrica Española en favor del exministro y economista Jordi Sevilla; el de presidente del Consejo de Administración de Correros y Telégrafos que recayó en la ingeniera de Montes de la Consejería de Medio Ambiente de Andalucía Susana Sarriá Sopeña. De Andalucía vino, asimismo, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, licenciada en Medicina y Cirugía y máster en Gestión Hospitalaria. Los datos despiertan curiosidad no tanto en la adjudicación de cargos tan relevantes como en el análisis de los hechos políticos que los motivaron. Nada extraño en un país como el nuestro en el que el discurso político casi nunca se compadece con la conducta de los gobernantes. Todos, salvo excepciones, registran los mismos defectos que con tanta elocuencia atribuyeron a sus antecesores. Pasado el momento en el que se glosaron las virtudes que les hubieran gustado encarnasen los exegetas se llamarán a silencio y acallarán sus fantasías. Es lo clásico, importa más parecer algo, que hacer algo