Han sido días cargados de dibujantes e ilustraciones, bien lo sabemos todos los que en estas fechas pasamos por esta ciudad. Además de la exposición sobre Historietas del tebeo, 1917-1977 en el MAC de la fundación Fenosa, ahora Naturgy, también el Salón del Cómic Viñetas del Atlántico, en el Kiosko Alfonso, se han encargado de meternos en el mundo de las historietas dibujadas para disfrutar de este reino de los "pintamonas" que, para mí, tiene añoranzas familiares y profesionales. Resulta que de siempre tuve una facilidad innata para dibujar, y trozo de papel en blanco que caía en mis manos acaba pintarrajeado, de ahí que mi padre me llamase cariñosamente Pintamonas. Fui un lector adicto de tebeos; en Periodismo me diplomé en publicaciones infantiles y juveniles; hice pinitos como dibujante y más como guionista de historietas; y acabé dirigiendo varias revistas infantiles que aparecen citadas en los elencos ad hoc. Como algo sé del tema, opino que el mundo del cómic ahora se mueve entre la retrospectiva -la evocación histórica de lo hecho-, la disparada -y alocada diría- visión futurista y el realismo documental de la infografía periodística. Echo en falta la capacidad narrativa que de siempre han tenido las historietas para contar hechos, sucedidos, vivencias. Pero eso es tema de otro minuto.