Los últimos coletazos de la sacudida en la Administración del Estado alcanzan, asimismo, a la remoción en las Embajadas, costosa por el traslado (incluidos familiares más próximos y ajuar), tanto de los que cesan como de los que se incorporan. También se verificó el desmoche de altos cargos de libre designación, algunos con sustanciosos contratos previamente blindados. Otros, pasan de verlos acelerar la tecla del móvil a mirarlo de reojo, por si vibra; han quedado reducidos a su propia operaria y, en determinados casos, sin saber dónde empezar de nuevo. Se dice que en los últimos meses la nómina de la función pública aumentó en 19.000 empleados (el nuevo gabinete con 17 ministros incrementó el coste salarial en un 30% y el gasto en consejeros en un 25). El abultamiento del Estado es uno de los mayores antídotos contra la reducción del gasto público. No parece haberse cumplido el artículo 2 de la Ley 3/2015 del 30 de marzo, reguladora del ejercicio de alto cargo en la Administración del Estado, "que se hará entre personas idóneas, de quienes reúnan honorabilidad, debida formación y experiencia en la materia, en función del cargo a desempeñar". En el ámbito mediático oficial, la impaciencia se ha apoderado del personal, que busca orientar sus velas al viento dominante. El clima de esperanza se respira entre quienes han sufrido el "pasillo" de la inactividad y del desdén. Tampoco faltan los arribistas y "bolonios" sin escrúpulos, que ya han iniciado su zascandileo para acudir al abrevadero y halagar al nuevo Pope, con ese descaro que les distingue pasarse al adversario, incluso se atreven a crucificar a quienes, hasta hace poco, habían consagrado. Son las debilidades y también las exigencias de la vida. La decoración en esta epopeya estética se completa con la reforma de los despachos, por lo que hay que pasar el spontex.

Otrosídigo

La aparición de nuevas caras en Televisión Española y el tratamiento informativo son la evidencia del cambio. Esperamos que prime la profesionalidad, no la influencia política y mucho menos el dogmatismo de algún editor de la rama de intelectuales "orgánicos" o "progres" sedicentes. El día primero de septiembre lo comprobaremos. Es una fecha trágica en la historia de Europa: la invasión de Polonia por los nazis. Para España, recomienza la actividad funcionarial que es tanto como decir la vida misma.