Uno de los clínicos más apreciados de la Medicina familiar o de Atención Primaria del Sergas en La Coruña, el doctor don Manuel Acasuso acaba de jubilarse, nos dicen que a petición propia. Su marcha ha sido muy sentida, dado que estos galenos, por su acreditado humanismo llegan a formar parte de nuestra familia y suelen tener del paciente un concepto social operativo. El profesor alemán von Weizsäcker, descubridor del ciclo de carbono que origina la energía estelar, aseguraba que "el enfermo es el que va al médico aunque algunos casos parezca injustificado". He aquí que la Atención Primaria sea una de las actividades clínicas con una mayor concepción global y humanitaria de la salud, amén de resolver problemas sin tener que derivarlos a centros hospitalarios. La Medicina familiar, el médico de cabecera, necesita mejor dotación, mayores salarios y elevar el rango social que merecen sus titulares. Como todas las artes, la Medicina se apoya en un andamiaje científico que les exige, tras agotadoras horas de trabajo, sustraer tiempo al descanso, para estar al día en una profesión de permanente evolución técnico-científica. Los conocimientos actualizados son indispensables para acrecentar la capacidad de persuasión del médico, base esencial de su bien cimentado prestigio. Estos postulados se advertían en el doctor Acasuso, médico siempre refractario a las prisas, que engrandecía su poder taumatúrgico y su hálito de humanidad, sabedor de que al paciente le confortaba la orientación de su palabra, siempre tranquilizadora y esperanzada. Recordamos al doctor Acasuso, que jubilación viene de júbilo.

Otrosí digo

Al hablar de salud, nos viene a la memoria el abandono persistente del Mercado de Santa Lucía y su proyectado Centro de Salud. El empecinamiento municipal y sus divergencias con la Xunta son un mal negocio, en vísperas electorales. Estas desavenencias se añaden la requerida cobertura de los patios del Colegio Da Guarda, tan necesaria ante el comienzo del curso escolar y la posterior llegada del invierno. Los niños no tienen la culpa.