Se les saluda! En esta nueva cita de septiembre les planteo tres preguntas cuya respuesta, como en los concursos en los que reparten millones, se van complicando más y más. La primera creo que es fácil: ¿Es necesario fabricar armas? La respuesta, más allá de idealizaciones pueriles, sólo puede ser afirmativa. Es importante que las fuerzas y cuerpos de seguridad, globalmente, dispongan de elementos de control e intervención, más allá de lo meramente disuasorio. Además, la Historia se ha empecinado en demostrarnos que hay situaciones, verdaderamente muy poquitas pero las habido ya, donde la fuerza ha sido la única posibilidad. Ya saben que aquí no somos partidarios de ella, y que creemos hasta la extenuación en eso de que la violencia siempre engendra más violencia, pero es verdad que existen muy contadas ocasiones en que sólo así se ha parado una brutalidad, locura y destrucción mayor. Y, si no, que se lo pregunten a todos aquellos que lucharon contra el Tercer Reich. Un buen ejemplo de que, de otra manera, todo habrían terminado mucho peor...

Así las cosas, sí, hay que fabricar armas, nos guste o no. La segunda pregunta, tal y como les había prometido, es mucho más compleja ya, y creo que en su respuesta está el quid de la cuestión. Podríamos enunciarla diciendo, "¿la venta de esas armas ha de estar regulada sólo por la ley del mercado, o hay más?". Y es entonces, como les digo, cuando al responderla surge toda la capacidad derivada de la inteligencia, sociabilidad y valores de la raza humana, así como la potencia democrática de los resortes del Estado de Derecho. Y es que dicha contestación, desde mi punto de vista, sería algo así como que "tiene que haber mucho más, de forma que se pueda garantizar que las transacciones con dicho material sensible no vayan en detrimento de grupos humanos vulnerables, o lo pongan en manos de agentes con probada capacidad destructiva."

Esa es la filosofía de campañas como Armas bajo control, a la que humildemente pudimos contribuir durante unos cuantos años desde la organización Oxfam. Campaña que hoy vuelve a estar en los titulares de los periódicos, después de que Defensa haya decidido paralizar la venta de cuatrocientas bombas guiadas por láser a Arabia Saudí, devolviendo a este país los más de nueve millones de euros abonados por tal concepto. Un contrato anunciado por el entonces Ministro de Defensa Pedro Morenés, y que hoy es suspendido en virtud de la fundamentada sospecha del Ejecutivo español de que el mismo fuese utilizado para bombardear Yemen. El tema no es baladí. Recuerden, por favor, que en Yemen es materia probada que Arabia Saudí ha cometido verdaderas atrocidades, incluida la aniquilación indiscriminada de población civil.

Para mí es importante la mejora en los mecanismos de transparencia en la exportación de armas, en general. Recuerden que, hace bien poco, las mismas tenían autorización -al ser consideradas secreto de Estado- para ser vendidas bajo otros epígrafes del comercio internacional. Con tal disposición, todo un arsenal de bombas, misiles, artillería o minas antipersona, entre otros, eran colocadas en puntos sensibles del globo con absoluta impunidad. Y, en el máximo de la desvergüenza, a veces se hacía triangulando a países interpuestos, como forma de eludir los embargos de Naciones Unidas. Esto España, séptimo exportador mundial de armas, lo hizo, por ejemplo, en el caso del conflicto de Angola.

Ahora, para finalizar, viene la tercera pregunta. La más difícil. En clave personal, para usted, ¿el negocio lo justifica todo? Habrá quien al activismo de las ONGs y a la iniciativa del departamento de Margarita Robles contestará explicando los puestos de trabajo que podrían perderse o la influencia en el PIB de ese tipo de decisiones. Les aseguro que yo soy un tipo muy, pero que muy preocupado por los puestos de trabajo y por el PIB, pero mucho más, todavía, por la vida humana, aunque sea la de alguien a quien no conoceré jamás. La pregunta se puede transformar también en un "¿Todo vale?". O en un "la ética, ¿es fundamental también en el negocio de las armas?"

Ustedes verán y dirán. Yo, como ven, lo tengo claro. Por eso, sin lanzar las campanas al vuelo pero agradeciendo el gesto, déjenme que felicite al Gobierno, a Defensa y a su titular. Porque ahora se revoca lo que no hicieron Morenés ni De Cospedal. Y eso, en clave social, es un avance.