Resulta revelador el dato ofrecido por LA OPINIÓN (25-08-18), al señalar que el 80% de los turistas que visitan Galicia se alojan en La Coruña y Pontevedra. El hecho es muy significativo si observamos que éstas ciudades son ajenas a la campaña de promoción de la Xunta y carecen, en líneas generales, de un modelo local para la mejor orientación turística que, desde el punto de vista cultural, acostumbra a buscar el visitante a la hora de planificar su descanso. Una investigadora de la USC, Ana María Mesía, en su tesis El potencial turístico de los conjuntos históricos de Galicia (Doctorado sobresaliente cum laude), hace hincapié en la necesidad de divulgar ciudades cercanas de gran potencial turístico, excluidas de los habituales circuitos regionales. En torno a La Coruña, la doctora Mesía agrupa a Pontedeume, Betanzos, Padrón y Muros, aunque el "paquete" pudiera ser ampliado. Referente al aluvión del Camino "de cara a un modelo de turismo de calidad", subraya que "parece que todo vale con tal de que haya visitantes". En Galicia, los dos polos de atracción, acreditados como visitas obligadas, son la catedral de Santiago y la Torre de Hércules, sin embargo, hasta la fecha, no ha sido fácil compatibilizar el componente espiritual, cultural y de aventura con la importancia del punto de llegada: la incomparable basílica compostelana. No es extraño que el peregrino, cumplidas sus obligaciones jubilares, busque la expansión, el mar próximo de La Coruña que ofrece el mejor catálogo: la generosidad de la Naturaleza. No es raro que los peregrinos se alejen de una localidad quebrada por un urbanismo totalitario y desmesurado o prefieran la grandeza que les brinda el cercano Atlántico con sus rías: la Galicia del litoral que emociona siempre.

Otrosí digo

El viaje exprés del presidente del Gobierno a Chile, Colombia, Bolivia y Costa Rica acompañado de una numerosa corte periodística, se calificaría por la oposición de "turístico" si no nos encontráramos en una campaña electoral permanente: en términos técnicos, no se registran temas económicos ni contenciosos pendientes justificativos. Los más maliciosos aseguran que se trata del brioso marketing que exige la elaboración de un liderazgo internacional. Para consumo interno, la corriente mediática "oficial" suele ser el mejor acicate a la hora de crear personajes que, tal vez, la naturaleza y la historia no son capaces de idear.