El informe encargado por el Ministerio de Fomento sobre la calidad de las aguas de la ría de O Burgo, un paso preceptivo para las obras de ampliación del puente de A Pasaxe, ha vuelto a poner sobre la mesa la pésima situación medioambiental del estuario coruñés.

Los biólogos que analizaron las pruebas tomadas a finales de mayo concluyen en su estudio que los valores de oxígeno disuelto en el agua son extremadamente bajos, lo que da idea del alto grado de contaminación de las aguas.

Los técnicos advierten en su informe de que las aguas superficiales limpias suelen estar saturadas de oxígeno, que no solo es fundamental para que pueda desarrollarse vida, algo relevante en una ría con tradición de marisqueo, sino que constituye también un claro indicio de un bajo nivel de contaminación con materia orgánica.

Al contrario, como ocurre en la ría de O Burgo, la escasez de oxígeno en sus aguas es una señal inequívoca de septicización, es decir, de abundancia de putrefacción y proliferación de bacterias. El informe detecta también que los valores de sólidos en suspensión en las aguas de la ría de O Burgo son demasiado elevados, lo cual condiciona y determina la vida acuática en la ría.

Ni en las muestras tomadas aguas arriba, a la altura de los edificios circulares del Residencial A Ría en Culleredo, ni tampoco en las obtenidas a la altura del pantalán de Santa Cristina en Perillo, hallaron los biólogos aceites, grasas o espumas en medio del estuario, pero sí percibieron en ambos puntos los malos olores característicos de los vertidos.

El informe de Fomento constata literalmente que el estuario de O Burgo es uno de los más contaminados de España debido a la existencia de numerosos puntos de vertido, y recuerda que se está a la espera de que su regeneración se haga efectiva tras la publicación de la Declaración de Impacto Ambiental.

El Gobierno ya contaba con un demoledor informe sobre la calidad de las aguas de la ría coruñesa, hecho público en 2015, cuando realizó un inventario de vertidos que detectó hasta doce puntos negros. Este informe se incluía en el estudio de impacto ambiental del proyecto de dragado de sedimentos, que todavía no se ha ejecutado.

Para el proyecto de ampliación del puente de A Pasaxe era preciso actualizar la analítica ambiental de las aguas de la ría y verificar cómo había evolucionado en estos últimos tres años. El nuevo informe ratifica que sigue muy contaminada, como era de esperar.

Los Presupuestos Generales del Estado incluyeron este año una partida de un millón de euros para realizar la regeneración de la ría coruñesa, la misma cantidad que había consignado el Gobierno en el pasado ejercicio y que no ejecutó. En las cuentas de 2018 planificó 24 millones para regenerar este espacio hasta 2020, pero incluyó solo un millón para este año, 8 en 2019 y dejó el grueso, 15 millones, para 2020.

Desde 2009 se viene prometiendo año tras año un dragado de la ría que nunca llega. En los últimos cinco años, esta necesaria actuación estuvo a la espera de la conclusión de una dilatada tramitación de la declaración de impacto ambiental, que sirvió como excusa para aplazar la obra. La inacción se mantuvo sin embargo cuando la esperada declaración se aprobó finalmente al año pasado. Sigue sin haber aprobación definitiva del proyecto ni licitación.

La contaminación de la Ría de O Burgo, el deteriorado espacio costero que comparten cuatro de los ayuntamientos más poblados del área coruñesa, en la que habitan medio millón de personas, es el indeseable legado de décadas de un pasado industrial poco respetuoso con el medio ambiente, acumulado en medio millón de toneladas de lodos tóxicos depositados en el fondo del estuario coruñés. Su regeneración, una de las mayores asignaturas pendientes del área metropolitana, se ha visto postergada por la ausencia de una voluntad política que desbloquee las trabas a una iniciativa que exige el compromiso de varias administraciones.

No es de recibo que el estuario que sirve de nexo a los ayuntamientos coruñeses más poblados, sufra este vergonzoso abandono que lo mantiene como uno de los más contaminados de España. Una mácula que no solo sitúa al área coruñesa como punto negro en el mapa ambiental español, sino que limita la enorme potencialidad de desarrollo de su ría.

Urge agilizar el proceso de regeneración que se encuentra atascado desde 2013.

Salvar la ría de Burgo, una asignatura pendiente desde hace dos décadas que ya no admite excusas ni más demora.