Allá por Talavera, a principios de abril,

llegadas son las cartas de Arzobispo don Gil, (?)

El Papa nos manda esta Constitución, (?)

"Que el cura o el casado, en toda Talavera,

no mantenga manceba, casada ni soltera:

el que la mantuviese, excomulgado era".

Con aquestas razones que el mandato decía

quedó muy quebrantada toda la clerecía; (?)

Estando reunidos todos en la capilla,

levantóse el Deán a exponer su rencilla.

Dijo: -"Amigos, yo quiero que todos en cuadrilla

nos quejemos del Papa ante el Rey de Castilla.

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita Cantiga de los clérigos de Talavera. Libro de Buen Amor

En este manojillo de versos comprobamos que en el siglo XIV, en plena crisis feudal, hay que recordarles a los clérigos aquello del antinatural celibato obligatorio. Me barrunto que los ángeles de la guarda andaban un poco despistados o no tenían muy claro el dogma a seguir.

No sé si se han fijado que hace unos días el obispo Munilla, a la sazón ordinario de la diócesis católica de San Sebastián ha dado las gracias efusivamente al ángel de la guarda, porque una furgoneta entró en una rotonda sin frenos ni dirección y no se llevó a nadie por delante. Le han llovido las opiniones, por decirlo suavemente, preguntándole si cuando una persona muere en un atropello o queda lisiada, es que el ángel de la guarda libraba ese día, además me he enterado de que el tal ente, alado y asexuado patrono policial, se festeja desde el siglo IX con la intención de que sus protegidos vayan al cielo. Si servidor tuviese alguna autoridad sobre los espíritus o sus patrocinados a pie de obra ya estaría reclamando daños y perjuicios.

Pero repasemos otras perlas, leemos que el arzobispo de Santiago (Chile) Ricardo Ezzati prohíbe a los curas "abrazos demasiado apretados", "dar palmadas en los glúteos, tocar el área de los genitales o el pecho", "dar masajes", "besar en la boca" o "recostarse o dormir junto a niños, niñas o adolescentes; se prohíbe a los sacerdotes "abrazar por detrás", "luchar o realizar juegos que implican tocarse de manera inapropiada", "cualquier expresión de afecto que el niño, niña, adolescente y personas vulnerables no aceptan y rechazan". A cualquier persona éticamente educada no hace falta recordarle que eso no se hace, independientemente de sus credos o sus prácticas mitológicas; pero no parece extraño que los célibes obligados actúen según sus necesidades, forzando o violentando a los más débiles que los toman como ejemplo. Más grave es que esos delitos no lleguen a ser juzgados y todo se quede en una reprimenda al culpable de abusos a menores, previo arrepentimiento, confesión y perdón. La solución es fácil, que sea célibe el que guste, los clérigos de Talavera lo tenían muy claro; pese a todo, parece ser que el ángel de la guarda no da hecho con tanta faena, ya que -célibes o no- la cifra de abusos, maltratos y asesinatos no para de crecer.