Hace unos días la NASA comunicaba que las últimas mediciones de rayos cósmicos no dejaban lugar a dudas, la sonda espacial Voyager II, lanzada en 1977, tras haber pasado por Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, ha llegado al espacio interestelar más allá de nuestro sistema solar. Una noticia inspiradora. Las Voyager surcando el infinito y llevando, por si acaso, un disco de oro titulado The Sounds of Earth ( Los Sonidos de la Tierra) con información sobre nuestro mundo y mucha música, desde el Johnny B. Goode de Chuck Berry hasta el aria de la Reina de la Noche de Mozart.

Mientras, en la realidad más inmediata, esta semana ha dejado días de mecanos y besamanos. Lo de la "mariconez" ha transformado la normal confrontación intergeneracional en un paroxismo, y en redes sociales los mayores arremeten contra la tontuna juvenil llamando a los chavales "ofendiditos", a lo que algunos milenials responden con un contundente "pollavieja" incluyendo en el epíteto a gente que lo fue todo y lo hizo todo para que ellos disfruten de las libertades que hoy tienen. Entretanto, los responsables de OT contemplan desde lo alto cómo su reality se ha erigido en referente social y cultural.

En el Congreso de los Diputados, el diputado Rufián, tras años disparando a miembros de Legislativo y Ejecutivo, ha puesto al Judicial en su particular punto de mira, y dispara sus epítetos y metáforas a los jueces llamándoles "salvajes con toga" y "carceleros". Y ya son demasiadas las voces que, mientras protestan por la supuesta politización de los jueces y claman contra los aforamientos, exigen todo lo contrario: intervención política en decisiones judiciales, y cierto grado de carta blanca para determinados políticos y determinadas causas.

Por su parte Dolores Delgado, ministra de Justicia, no interviene para clamar contra semejante despropósito, sino que comparece para repetir que lo suyo es una persecución de la derecha (la simple, la XL y la XXL) por ser mujer; como si a un ministro de Justicia varón y de derechas que hubiese dicho las cosas que ella dijo y reaccionado como ella reaccionó, no se le hubiese reprochado nada. Como si en ese caso ella misma no hubiese pedido que rodasen cabezas.

Otra ministra, Celaá, olvidó recoger en su declaración oficial unos cuantos inmuebles, entre ellos un Palacete valorado en varios millones, que no es muy de izquierdas pero tiene muchos metros cuadrados. Tantos que hasta podría acoger a Julian Assange, al que la embajada de Ecuador en Londres ha dado un ultimátum de lo más rejuvenecedor: deberá moderar su lenguaje, limpiar su cuarto de baño y cuidar del gato o se le quitará la conexión a internet.

Pedro Sánchez, por su parte, poco después del papelón en la recepción Real, repite bochorno al copiar la campaña de Trudeau con niña en el despacho presidencial solo tres días después de que lo hiciese el canadiense; al tiempo, pacta con Pablo Iglesias una subida del salario mínimo y el PSOE sale en tromba a atacar a cualquiera que advierta de que la economía es un ecosistema y que, si no se toman otras medidas, se producirán desequilibrios que generarán paro y pagarán autónomos y clases medias. Entonces Pedro Sánchez recupera uno de los grandes éxitos del ínclito Zapatero justo antes de generar seis millones de parados, y afirma que cuestionar sus presupuestos es "antipatriota".

Mientras, Pablo Iglesias pide audiencia a Junqueras en la cárcel, lugar en el que ambos negociarán los Presupuestos Generales del Estado, lo cual es un planteamiento incuestionablemente innovador y, para que aquí no se relaje nadie, un diputado de ERC manifiesta que si no fuese por la Unión Europea, los españoles ya estarían fusilando a los presos soberanistas.

Susana Díaz convoca elecciones en Andalucía, tratando de esquivar las sentencias de los ERE y todo lo que va a salir de ahí, y una diputada de Podemos exclama, cargada de razón, que los niños tienen derechos y las niñas? derechas.

Vuelvo entonces a la Voyager, a su disco de oro, a su viaje interestelar y a la Galaxy Song de los Monty Python, en cuya frase final cantaban algo que hubiese podido suscribir estos últimos siete días más veces de las que me hubiera gustado: "Y rece para que haya vida inteligente en algún lugar del espacio, porque aquí abajo en la Tierra no hay ni rastro de ella!". Pues eso.