En la última semana afloró la preocupación informativa por el idioma español en Galicia. Los acontecimientos de Cataluña y la intervención en Lugo del secretario general de Ciudadanos, aireada por emisoras y medios de alcance nacional, coincidieron en criticar la inmersión lingüista cuya "normalización" no ha definido nuestra cultura vernácula por el empleo de uno u otro idioma, sino en base a la utilización ideológica de la lengua. El bilingüismo light, tan cacareado por Feijóo, no ha moderado la actitud de los cómitres de la cultura vernácula, en su obsesión, de eliminar cualquier resquicio que facilite la cultura bilingüe. También, en la última semana, el Tribunal Constitucional ha sentenciado una apelación del PNV, gobernante en el País Vasco, en el sentido de que el Ejecutivo central es competente para regular la enseñanza de la lengua oficial. En Galicia, recordamos la sentencia del TSJG puntualizando que la Mesa de Normalización no es titular de los derechos lingüísticos, aunque los polígrafos de una sola lengua tratan de disimularlo; consideran el bilingüismo oficial como una coartada. Los acontecimientos de Cataluña han avivado el ambiente por la utilización ideológica de la lengua, porque no es lógico, ni aceptable, asociar educación y cultura con las lenguas minoritarias. Episodios como el tratamiento de la producción literaria de Cunqueiro, sistemáticamente vapuleado por los cabildantes nacionalistas, Camba y Fernández Flórez perviven en el recuerdo, al margen del vuelo oficial, los premios Anxel Fole en Lugo, limitado al vernáculo y el Torrente Ballester, lo mismo, en La Coruña, con el beneplácito de la Vicepresidenta de la Diputación y de la Mesa "normalizadora", castigada a una divulgación casera. Son los efluvios del nacionalismo y su adlátere populista, hechos con materia poco propicia a la razón y demasiado atentos a la pasión.

Otrosí digo

Anunciado el cierre del Museo de Arte Contemporáneo de Fenosa en La Coruña, la Xunta se lanzó inmediatamente por sus obras, para destinarlas a otras pinacotecas fuera la ciudad. El concejal de Cultural Sande ha hecho votos para que estas obras queden en nuestra ciudad. No basta con una evocación declarativa; todos los partidos, representados en el Municipio coruñés, deben unir sus fuerzas para que tan valiosas obras sean expropiadas fuera de su sede original, tal y como sucedió con las de la primitiva Caja de Ahorros y Monte de Piedad de La Coruña, después Caixa Galicia, cuyo destino no es conocido.