Desde su regreso de la Embajada de España cerca de la Santa Sede, Paco Vázquez, si bien no se resiste a perder el foco para dar encaje a su egotismo, no pretende volver a la política activa, aunque haya aparecido en un acto constitucionalista con el líder de Ciudadanos en nuestra ciudad. Vázquez pertenece al socialismo de paso de oca, de tiempos venturosos en la reciente democracia, no al de garrafón, como ha bautizado al actual Fernando Savater, al que uno y otro critican su alianza con las organizaciones rupturistas, secesionistas, que enturbian al parecer las mejores esencias del PSOE. Vázquez, que exhibe la pátina diplomática adquirida en su paso por nuestra representación en El Vaticano, ha dejado de ser el "santón" socialista, el hombre de consulta, el referente de Galicia. Ahora se limita a sonreír con malicia las aventuras políticas del que fue su fautor durante tantos años en la Alcaldía de La Coruña, identificado con la veta beligerante de Vázquez hacia los nacionalistas; aunque a los pocos días de abandonar Vázquez el Palacio Municipal surgió el inolvidable bipartito PSdeG-BNG local, que permitió a Javier Losada alcanzar el estolón municipal. Los problemas no se hicieron esperar, al cambiar el posmodernismo vazquista por el premodernismo atávico. En Santiago, a nivel regional, gobernaba la Xunta otro bipartito similar, bajo la dirección de Touriño-Quintana. Esta afinidad no fue óbice para que el gobierno autonómico reprochase al Ayuntamiento coruñés comenzar las obras del Ofimático sin antes haber resuelto los recursos planteados. Le recordó, asimismo, que el proyecto de San Amaro era irregular, por haberse adjudicado por la vía directa y Fomento, regido por los socialistas, sin contar con el órgano gestor (la Xunta), diseñó la Intermodal sin haber pactado el traslado de la estación de autobuses. Parece que fue hoy. La historia delata el pecado original de algunos espoliques políticos, que no se percataron de la existencia de algo más (que la política) cuando el hombre de vez en cuando piensa.

Otrosí digo

El delegado del Gobierno ha reunido la Junta de Coordinación sobre la Violencia de Género, obviando invitar a la Xunta de Galicia. Es llamativa la omisión, dado que la Xunta es el órgano gestor del territorio de la comunidad, sobre el que ha de desarrollarse cualquier actividad gubernativa, y su colaboración resulta imprescindible.