Se les saluda, señoras y señores. En las ciudades y villas, y también en los más pequeños lugares, empieza a evidenciarse la Navidad. Vigo por delante, con sus anunciados ¡nueve millones de bombillas!, las guirnaldas han hecho ya acto de presencia en nuestras calles y, nos guste o no, en breve se iluminarán. Bueno, sé que estas son unas fiestas que levantan pasiones y, también, rechazo. Es normal en una comunidad plural y diversa, como la nuestra. Pero, ya que están aquí, tratemos de sacar lo mejor de ellas, siempre desde cada una de nuestras particulares ópticas y puntos de vista. Seguro que, como todo en la vida, pueden dar juego en clave de concordia, buenas experiencias y, sobre todo, en clave de compartir momentos, retos e ilusiones.

Mientras tanto, la actualidad sigue su ritmo, salpimentada con las crónicas políticas, económicas y sociales. El primer ámbito, como saben, es muy florido. Del segundo se habla menos, pero soy de los que intuyen que algo no acaba de ir bien, tanto en términos macroeconómicos como en el día a día de las familias, en el menudeo de indicadores mucho más sutiles. Ya hablaremos de ello pero, ¿quizá estamos tropezando en las mismas piedras que antaño? El tiempo lo dirá...

Con todo, la actualidad política trepidante pasa también por los deslices, las meteduras de pata y las improvisaciones -o no tanto- en la arena en la que se juega el siempre jugoso poder. ¿Ha sido "fuego amigo" el que ha dejado un tanto desprotegido -dicho de forma suave- al senador Cosidó? Bueno, conociendo los entresijos de lo que se mueve en las bambalinas del poder, todo es posible... Pero lo que está claro es que, después de su ya famoso WhatsApp, la Justicia ha vuelto a quedar tocada. O quizá no tanto, después del comunicado y paso atrás del magistrado Marchena, que de forma elegante ha puesto tierra de por medio para salvaguardar su independencia, en lo que ha sido un gesto reconocido y alabado en las filas de la judicatura. Pero, al menos, tal Justicia ha sido lastimada de nuevo desde las instancias políticas. Y eso, desde mi punto de vista, es grave.

Porque miren, la independencia real entre los tres poderes del Estado -Legislativo, Ejecutivo y Judicial- es seguramente la más importante piedra angular en la que debe edificarse cualquier democracia. Yo no digo que esto no sea así en España, pero la mera percepción de que tal cuestión no sea tan limpia, tiene el suficiente poder para cargarse el edificio que nos hemos dedicado a construir en estas últimas décadas. Y, francamente, mensajes como el del aún Portavoz en el Senado Cosidó no ayudan a ello. Porque si esto lo hubiese escribo yo en un WhatsApp, o incluso aunque hubiese hecho tal tipo de argumentación en estas líneas, no hubiese pasado nada. Al fin y al cabo, ello es opinática y poco más, que ustedes comprarán o desecharán según su inteligente criterio. Pero que lo afirme tal cargo de un partido político con tan altas responsabilidades pasadas, presentes y futuras, mala cosa. Desde luego, no ayuda a que la depauperada imagen de la Justicia en nuestro país -me remito a acontecimientos recientes, por los que sus más altas instancias incluso han pedido perdón- levante cabeza.

En fin... Que no, que personas en determinadas posiciones no pueden entrar en conversaciones de taberna, de familia o de chascarillo... Ni la Ministra puede llamar lo innombrable -con mal gusto y evidente falta de valores- al Ministro y respetable ciudadano Marlaska, ni Cosidó puede siquiera bromear con que con tal Presidente del CGPJ -sin haber sido designados los vocales que formalmente le elegirían- iban a poder meter más o menos cuchara en cualquiera de los asuntos en los que la Judicatura entienda. Eso es grave, grave y todavía mucho más grave.

Es por eso que me pregunto... Ya sé que no pero, ¿por qué parece que algunas personas -de la política, claro está- tuvieran querencia por acabar definitivamente con la imagen de la Justicia de este país? Es que supongo que se puede hacer todavía peor, pero realmente el tema está por los suelos... Rivera -y está acertado en esto, desde mi punto de vista- habla de pasteleo entre los grandes partidos políticos, que ha de desaparecer... Y sí, esto no será de otra forma mientras que a la dirección de los Jueces no la elijan, formal y operativamente, precisamente tales Jueces...