Quién no mira a esos automóviles deportivos cuando pasan raudos con un rugido característico? Hasta en los tubos de escape me fijo, ahora estampa de modernidad y poderío, y compruebo que abundan cada vez más los turismos normales, o los pretenciosos SUV, con escapes dobles circulares o rectangulares bien cromados. Un amigo, en su taller especializado en silenciadores y tubos de escape, me contaba la obsesión de algunos jóvenes por conseguir ruidos estruendosos en coches de tres al cuarto. En fin, tal relumbrón es lo que debió ilusionar a unos avispados operarios cuando decidieron disfrazar con la carrocería de un mítico Ferrari, icono de los supercoches deportivos y de competición, la mecánica de un Ford Cougar, que tampoco está nada mal pero con menor nivel por potencia y prestaciones. Por lo visto fue localizado en Arteixo e inmovilizado por la policía al comprobar con la matrícula que no era lo que parecía. Podía tratarse de dar gato por liebre. Pero resulta que era un coche figurante, usado en películas y anuncios, con los papeles en regla. Se dijo que la Ferrari lo había denunciado como un delito contra la propiedad industrial, pero al parecer es el propietario del coche quien demanda a la policía de Arteixo por los daños que causaron al coche cuando lo retiraron con la grúa.