En Galicia se firmaron el pasado mes de noviembre más de 84.400 contratos de trabajo, de los que el grueso, cerca del 90%, fueron de duración temporal, según los datos difundidos por la Consellería de Emprego.

Esta dinámica de contratación no logra impactar en el descenso del paro o en la calidad del mercado laboral, ya que más de la mitad de los empleos eventuales que se prorrogan es por menos de tres meses, y dos de cada diez nuevos contratos no llegan a la semana de duración.

En noviembre, el 30% de todos los empleos que se firmaron en Galicia fueron para cubrir puestos de camareros o vendedores al por menor y se rubricaron a razón de 35 cada hora. Pero este aparente dinamismo no ha impedido que la gallega fuera una de las once comunidades donde se aumentó la cifra de personas inscritas en los servicios de empleo. A causa de la altísima temporalidad.

Los contratos indefinidos han crecido este año en Galicia. Es cierto. Entre enero y octubre se firmaron 46.905, un 17,6% más que en el mismo periodo del pasado año, y otros 36.740 empleados que eran inicialmente temporales pasaron a ser fijos, lo que supone un alza cercana al 30% en las conversiones.

Pero la gran asignatura pendiente es que los contratos eventuales siguen sin pisar el freno en el acelerón que llevan desde el inicio de la recuperación de la economía. Suman un total de 937.512 en lo que va de ejercicio, con un ascenso del 11,5%.

Por cada contrato indefinido en la comunidad hay once temporales. Es un enorme desequilibrio. Las diferentes modalidades de contratación temporal y la posibilidad de firmar a alguien por días o por horas permite que muchos de estos afectados por uno de los grandes males del mercado laboral en la actualidad se perpetúen en la precariedad. Hay 54.000 gallegos que llevan más de tres años encadenando contratos temporales en la misma empresa. Y 33.600 de ellos superan ya los seis años.

En el conjunto de los asalariados gallegos, la eventualidad afecta a más de una cuarta parte, al 26,8%. Aunque los servicios arrastran la fama, lo cierto es que su tasa de temporalidad es ligeramente inferior a la media, del 26,3%. En la industria se sitúa en el 25,2%. En agricultura y pesca sube al 32,4% y en el 35,1% en la construcción. La del sector privado se mueve en el 27,6% y en el 23,8% en las plantillas públicas. Casi la mitad de los asalariados menores de 35 años es temporal, frente al 19,5% de los que superan esa edad. La diferencia entre hombres y mujeres es pequeña: un 27% en ellas, medio punto más que la tasa de temporalidad masculina.

La alta temporalidad genera inestabilidad para los trabajadores y contribuye a que los salarios sean bajos. Dificulta además que los trabajadores que se ven obligados a encadenar contratos temporales puedan mejorar sus condiciones.

El último trimestre del año resultó especialmente vulnerable para la creación de empleo en la comunidad. Galicia, que destruyó en septiembre más de 200 empleos diarios en la peor racha del fin de la temporada estival en seis años, se quedó en octubre también al margen de una tendencia de récord de contratación en el resto de España.

Y diciembre arrancó con unas estadísticas que arrojan una demoledora radiografía de la economía de la comunidad: las pensiones suman ya casi la mitad de las rentas que se perciben en Galicia. Tras dispararse su peso un 63% en las dos últimas décadas. Por el contrario, el conjunto de la masa salarial ha retrocedido del 70% al 51% en ese mismo periodo.

La temporalidad y debilidad del empleo es desde hace unos años la llave de uno de los problemas más preocupantes en Galicia: el éxodo de los jóvenes. Un reciente informe del Foro Económico constata con alarma que Galicia ha perdido el 22% de su población activa joven en solo cuatro años y que esta sangría se ha acelerado desde el comienzo de la recuperación económica, en 2014. Y que avanza a un ritmo que dobla el del conjunto del país.

Los datos de empleo del último tramo de este 2018 no parecen mostrar síntomas de mejoría en una cuestión crucial para el futuro de la comunidad. Revertir esta tendencia es una de las tareas prioritarias en Galicia.