Somos lo que pensamos a lo largo del día. De ahí que sea muy importante para nosotros construir emociones positivas, sin importar por lo que estemos pasando. Por eso, quiero compartir con ustedes un ejercicio sencillo, pero poderoso si de verdad lo ponemos en práctica. Se trata, sencillamente, de poner la atención en las cosas que están bien en nuestra vida, con lo cual lograremos un mayor balance en el estado emocional, dejando de sentir que los problemas son tan graves como aparentan. Con este ejercicio podemos aprender a generar un estado emocional positivo, de bienestar, disfrute y alegría, en el momento en necesitemos sentirnos así. Para ello, en primer lugar, tenemos que hacer un paréntesis en lo que estamos haciendo en ese momento y decidir que, en los siguientes cuatro o cinco minutos, nada, absolutamente nada, va a ser más importarte que hacer este ejercicio. A partir de ese momento, tenemos que buscar algo muy agradable, que podamos percibir con los sentidos. La clave de este punto es que tiene que ser algo que se siente y no en lo que se piensa. De lo que se trata es, precisamente, de no pensar en nada y más bien poner la atención en sentir. Por ejemplo, sentir un sonido es disfrutar de la capacidad de oírlo, sin ponerle significado ni explicaciones.

Posteriormente, una vez que hayamos encontrado algo que resulta agradable, tenemos que mantenernos ahí sintiéndolo, disfrutándolo durante ese tiempo que le vayamos a dedicar. Si llegan pensamientos, los dejamos pasar y regresamos a sentir. Es muy importante que le dediquemos unos cinco minutos, teniendo muy en cuenta que durante ellos nada es más importante que hacer este ejercicio. Cualquier pensamiento que surja, lo dejamos a un lado para retomarlo cuando hayamos terminado. Lo más importante del asunto es que podemos practicarlo todas las veces que deseemos y en cualquier momento. No importa si estamos en medio de una junta de trabajo, o en casa lavando los platos o en medio del tráfico. En vez de que las circunstancias externas determinen nuestro estado de ánimo, iremos aprendiendo que podemos decidir cómo queremos sentirnos en cada momento de nuestra vida, ya que podemos conseguir un verdadero control del estado emocional. Esta es la base fundamental de una autoestima sólida, en la que cada persona es dueña del propio bienestar y felicidad y no permite que las circunstancias y situaciones externas los controlen.