El nuevo año comienza con una inquietante incertidumbre en el sector industrial coruñés. El maltrecho tejido industrial de la comarca de A Coruña, que aporta solo el 9,5% del PIB, frente al 83% de los servicios, afronta en 2019 la amenaza de sufrir todavía una mayor merma, ante las crisis de Alcoa, Isowat Made (Invertaresa) y Ferroatlántica.

Los 400 empleados directos de las fábricas gallegas de ferroaleaciones del grupo de Villar Mir, en Sabón (Arteixo) y Cee-Dumbría (A Costa da Morte), están a la espera de conocer el ajuste de personal que les anticipó la empresa tras el mal resultado en la subasta de interrumpibilidad, en la que el Gobierno recortó un 40% las primas energéticas a la industria electrointensiva.

La plantilla de Ferroatlántica en A Costa da Morte ha iniciado ya movilizaciones de protesta por lo que considera un boicot del empresario Villar Mir a su propia factoría para justificar el cierre y deslocalizar la producción fuera de Galicia. Los trabajadores de la factoría de Brens pretenden revertir la decisión de paralizar los hornos 13 y 14 desde el inicio de este año, la amenaza de un expediente de regulación de empleo (ERE) y el desvío de producción a otra fábrica de la empresa en Francia.

Los empleados de la planta de producción de silicio de Sabón, en Arteixo, siguen a la espera de conocer la reducción de carga de trabajo y el posible ajuste de personal para los próximos meses, después de que la empresa les anunciara en diciembre que prevé paralizar este año dos de sus tres hornos, reduciendo su capacidad de producción al 33%.

La paralización de los hornos está provocando ya un recorte del cuadro de personal antes del ERE, ya que supone el cese de actividad de los trabajadores auxiliares y el despido de los eventuales. Representantes sindicales de Ferroatlántica han solicitado una reunión con el presidente de la Xunta y el conselleiro de Economía para reclamar al Gobierno gallego que intervenga.

El caso de Ferroatlántica, integrada desde 2015 en la multinacional Ferroglobe, tiene una especial significación, ya que era hasta hace poco más de un año uno de los focos industriales con más futuro en el área coruñesa.

La compañía comenzó a desarrollar hace diez años en Sabón un proyecto piloto de I+D+i para la fabricación de silicio de alta pureza para su uso en paneles solares fotovoltaicos, baterías de móvil y de automóviles eléctricos, en un proceso en el que recibió subvenciones de la Xunta. Esas investigaciones lograron conseguir un producto más barato y menos contaminante que el que existe en el mercado, con unas expectativas de fabricación que alcanza las 3.000 toneladas al año.

Dado que el proyecto para fabricar este nuevo tipo de silicio estuvo amenazado de deslocalización a Puertollano, Francia, Sudáfrica o Canadá, el Gobierno gallego hizo saber a Villar Mir que entendería mal el traslado de un proyecto made in Arteixo. Como consecuencia, la compañía anunció en plena campaña de las últimas elecciones autonómicas una inversión en Sabón de 42 millones que supondría crear 90 empleos directos y 150 indirectos. Que no llegaría a materializarse.

Tras las elecciones, Ferroglobe, la multinacional que engloba a Ferroatlántica, introdujo un matiz a su anuncio de inversión, supeditándolo a que la Xunta le permitiese cambiar las condiciones de la concesión de sus centrales hidroeléctricas en Galicia para venderlas a un fondo canadiense y a compartir el anunciado proyecto de fabricación del nuevo silicio con Puertollano, en Ciudad Real.

La negativa del Gobierno gallego a estas pretensiones, ante la falta de garantías para el mantenimiento de las instalaciones industriales de Ferroatlántica en la comunidad, cambió el escenario. En agosto de 2017, en una clara maniobra de represalia y presión, Ferroglobe decidió trasladar a Puertollano el proyecto industrial previsto para Sabón.

La espantada del proyecto más prometedor de Ferroatlántica, gestado durante una década en el polígono de Sabón, supone aún un agravio mayor si se tiene en cuenta que la materia prima que se utilizará para la fabricación del silicio solar en Puertollano procede de la mina de Serrabal, ubicada entre Vedra y Boqueixón, que contiene el cuarzo más puro del mundo.

Sería el colmo que Ferroatlántica cerrase o redujese su capacidad fabril en la provincia de A Coruña, precisamente en donde extrae, con importantes efectos medioambientales, la materia prima para elaborar el silicio solar.