Los profesionales de la sanidad pública en Galicia han comenzado el año con el firme propósito de revertir la situación de colapso que padece la Atención Primaria en la comunidad y que, en algunas áreas, como es el caso de Vigo, ha provocado una insólita dimisión en bloque de una treintena de responsables de centros de salud.

Las quejas de los usuarios del Sergas y las reivindicaciones de los profesionales sanitarios han sido también constantes en el área coruñesa, que vivió el pasado enero, con motivo del pico de la campaña de la gripe, un caos hospitalario que médicos y enfermeros atribuyeron en buena medida a la falta de recursos de la Atención Primaria y a un verano en el que algunos centros de salud tuvieron que dejar desatendido el servicio de pediatría. La situación de la Atención Primaria en A Coruña incumple desde hace tiempo, según los profesionales, su función de contención como primer cinturón sanitario debido a sus carencias estructurales, que son más notorias en los municipios de la comarca.

Los médicos de familia gallegos exigen en este arranque de 2019 a la Consellería de Sanidade una batería de medidas para evitar el hundimiento de la Atención Primaria, entre las que destaca una línea roja que no están dispuestos a sobrepasar: atender a más de treinta pacientes por día, más otros cinco de urgencias.

A pesar de que en este tope, según la consellería, está fijada actualmente la media de pacientes atendidos, los médicos aseguran que en la práctica, con las urgencias diarias, es ampliamente superada por la mitad de los facultativos del Sergas y que en muchos casos la cifra llega a triplicarse.

Los colegios médicos proponen reestructurar las funciones de los facultativos en los centros de salud, descargándolos de las tareas administrativas que desempeñan en el actual organigrama, para que puedan centrar sus esfuerzos en la atención sanitaria de los pacientes. Para los colegios, una cifra de cuarenta pacientes diarios sería aceptable si se alivia a los médicos de los cometidos burocráticos.

Las reivindicaciones que los médicos de familia han puesto sobre la mesa en las negociaciones iniciadas esta semana pasada con los responsables de Sanidade para hacer frente al deterioro de la Atención Primaria ponen el foco en tres ejes: aumento de personal y fondos y mayor autogestión de los centros de salud, en función de sus necesidades. No es lo mismo gestionar un centro urbano que da cobertura a una población joven que otro en el rural con una población más envejecida y más morbilidad.

En esta reformulación, se abre camino una vieja aspiración de los facultativos de Primaria: la potenciación de la figura del jefe de servicio que los equipare con el estatus hospitalario. Los médicos de familia asumen con realismo que en el corto plazo van a tener que trabajar más y que para hacer frente a esa sobredemanda, mientras no haya más médicos, una solución provisional pasaría por retribuir adecuadamente ese sobreesfuerzo.

Los profesionales sanitarios discuten también con Sanidade cómo priorizar las inversiones para reflotar la atención primaria. Y ven fundamental la necesidad de un acceso homogéneo en toda Galicia a las pruebas complementarias como radiografías o ecografías y mejorar la coordinación de las urgencias con el 061 o las consultas virtuales con el especialista para lograr un sistema más eficaz.

Los enfermeros, por su parte, que también participan en estas negociaciones, hacen hincapié en que los recortes de personal efectuados durante la crisis han originado un preocupante déficit de profesionalidad y cifran en 6.000 el número de profesionales necesarios en Galicia para equiparse a estándares europeos de atención sanitaria.

El presidente del Colegio de Enfermería de A Coruña, Amador Villaverde, afirmó días pasados en una entrevista en este periódico que el déficit de estos profesionales en esta provincia es de unos 800, el equivalente a los que actualmente están en paro.

Ante la presión de los profesionales sanitarios, la Consellería de Sanidade ha anunciado de momento su intención de implantar a partir de febrero una nueva modalidad de contrato sanitario, cuya principal novedad es la duración de entre uno y tres años, para acabar con el sistema actual, donde se encadenan contratos precarios de meses, semanas y días.

Este nuevo tipo de contrato busca paliar la falta de médicos de familia y pediatras en Atención Primaria y espera que su mayor estabilidad le permita atraer facultativos de otras comunidades y hasta del extranjero para paliar la escasez de estos especialistas en el Sergas y las dificultades para cubrir sus vacaciones y bajas.

Y aunque esta vía está destinada de momento a médicos de familia y pediatras, la consellería se plantea ampliarla en el futuro a otras categorías profesionales del Sergas como el colectivo de enfermería, en las que también se registren necesidades coyunturales con dificultades para encontrar personal de sustitución que cubra las vacantes.

La Xunta pretende activar también la semana que viene una encuesta en internet, a través de la plataforma E-Saúde, para recabar la opinión de los usuarios del Sergas sobre la reformulación del modelo de Atención Primaria. Esta encuesta vendrá a ampliar la radiografía de la sanidad gallega, que los profesionales han puesto ya por su parte sobre la mesa.

Sanidade no debería hacer oídos sordos a las propuestas de usuarios y profesionales a la hora de abordar una necesaria reformulación del pilar básico de la sanidad en Galicia para corregir a tiempo las deficiencias que lastran el sistema.