Febrero ya, ¡oh, no! Un mes más que se ha ido por el desagüe de la vida, y ya afrontando otro. Bueno, otro a medias... Porque febrero, si es algo, es corto. Y más en años como el actual, no bisiestos, donde el horizonte vital del mes se quedará en el 28. No quiere decir eso que febrero, tradicionalmente, no haya dado de sobra para alegrías, tristezas, sorpresas y retos descomunales. Y, para ello, a la Historia me remito. Tomen nota de un ramillete de nombres, a modo de ejemplo. Fue en un mes de febrero cuando nació Galileo Galilei, Copérnico, Volta, Hertz, Linus Pauling y también Charles Darwin. Y, siguiendo en tal línea de conocimiento experimental, también viene al mundo en este mes Dimitri Mendeleiev, uno de los artífices de la Tabla Periódica de los Elementos, cuyo 150 aniversario se celebra en este año 2019, declarado Año Internacional de la Tabla Periódica. En este segundo mes del año se puso en marcha el Protocolo de Kyoto, en clave de lucha contra el calentamiento global y el cambio climático asociado, que cada día es más evidente y acuciante, y al que tenemos que dedicar mucha más atención. Pero en este mes también ocurrieron muchas más cosas. En clave más doméstica, un 23 de febrero tuvimos un conato de golpe de Estado que nos quitó el hipo. Y en febrero nació el genial Becquer, tan ligado a la bella tierra de Aragón. O la oveja Dolly, abriendo una puerta a otra forma de ver la ciencia...

Febrero ha dado para mucho, sí. Es pequeño, pero no por ello tiene menor recorrido. Pero este mes, cuyo nombre se debe a las "februa" en las Lupercales, festival de purificación en la Antigua Roma es, también, el que acoge el célebre Día de la Marmota en países de América del Norte. Y no cualquier día del mes, no, sino, exactamente, hoy. El 2 de febrero es el día en el que, en muchas localidades de ese continente, la marmota es sacada de su madriguera para ver si el invierno se mantiene o la primavera se adelanta. Phil en Penssylvania, pero otras muchas en lugares diferentes, cumplen esa función en una tradición centenaria, a pesar de que el índice de acierto real de tal roedor es, según la autoridad competente en el clima, un tanto irregular.

Día de la Marmota, pues, que también tiene hoy ese segundo sentido de bucle temporal, a partir de la fantástica película Groundhog Day - Atrapado en el tiempo, en España- con el que juego conceptualmente hoy en este artículo, ya que siendo 2 de febrero, Día de la Marmota en el sentido tradicional, les plantearé lo que queda de texto en la segunda acepción, hoy consolidada ya, de esta expresión. ¿No tienen ustedes la impresión de estar viviendo un cierto bucle temporal?

Y es que las noticias no ayudan... Los temas de actualidad se demoran, dilatan y difieren tanto, que parecen orientados precisamente a concatenar siempre los mismos hechos en ese bucle al que aludo, donde los mismos siempre dicen lo mismo, lo contrario o lo mismo que lo contrario, en un gigantesco plató que parece ser un gigantesco gif que, salvo por aquello de donde dije digo, digo Diego, suena siempre con la misma música. Y, mientras, los temas importantes, esos que son relevantes y que serán factor clave de éxito o de fracaso en la vida que viene, siguen postergados no se sabe muy bien por qué.

Los mismos que se escandalizan por la supuesta situación de los derechos humanos en un lugar concreto del globo, pasan de puntillas por situaciones mucho más graves en otros cien lugares. Los que vinieron para cambiar el cambio, ahora son cambiados. Y la rueda sigue... Y las estructuras duplicadas o triplicadas, los mecanismos ineficientes, los problemas crónicos y la insatisfacción y la frustración están al orden del día. Vivimos una sociedad hoy menos solidaria, y yo diría que más violenta en lo cotidiano. Los valores se escapan al tiempo que se desmembra una sociedad tradicional que seguro que tenía muchos problemas, pero también algunos aciertos que hoy se han quedado un poco escondidos. Y el capital, ¡oh, el capital! sigue siendo el Eldorado de muchos, cuando el vil metal da para lo que da y no da para casi nada. Y es que en la fórmula de la felicidad, si es que existe, hay muchísimo más que dinero.

Los temas importantes, sí, siguen un tanto a la deriva. La supervivencia de Gaia, la Madre Tierra, sigue sin ser la prioridad más absoluta. Y, a pesar de los tímidos pasos y decisiones globales para frenar algunos de sus problemas más acuciantes, se sigue evidenciando que nuestra arquitectura global, tan local, es muy ineficiente a la hora de ponernos de acuerdo con ciertas garantías de éxito. Y personas vulnerables, como usted y como yo, que siguen sufriendo en mil conflictos y conflictillos enquistados, casi siempre con actores concretos, intereses focalizados, y muy pocos visos de mejora.

Ya ven, 2 de febrero, Día de la Marmota (literal) que parece el Día de la Marmota (significado sobrevenido). Días de invierno, a medio camino entre el solsticio y el equinoccio, y mucha vida al rascar la pátina gris que tantas veces nos rodea y hasta nos envuelve...