Ayer comenzó el juicio contra los Franco para que la ciudadanía recupere a Abraham e Isaac, las dos esculturas de la antigua fachada del Pórtico de la Gloria, obra del Maestro Mateo. Esculturas que, por cierto, estuvieron, hasta que se descubrió el pastel, en la Casa Cornide de la ciudad vieja para disfrute exclusivo de la familia del dictador. Los Franco dicen que las esculturas son suyas porque la familia las compró a un anticuario pero como, al parecer, no consta documentación ni testimonio que tal cosa acredite, tratan de asentar su derecho a las esculturas en la usucapión, que es la forma de adquirir un derecho o una propiedad por haberla ejercido de hecho en las condiciones y durante el tiempo que marca la ley. Es decir, que las esculturas de Abraham e Isaac serían de los Franco porque en la práctica han sido suyas desde los años sesenta del pasado siglo. El Ayuntamiento de Santiago, que reclama la propiedad pública de las esculturas, argumenta que Abraham e Isaac son suyas y lo avalan con un documento de 1948 por el cual el conde de Ximonde vende al Consistorio las estatuas por 70.000 pts para el patrimonio público y con la condición de que, si pasaran a titularidad privada, el Ayuntamiento tendría que pagar a la familia 400.000 pts, que entonces no eran moco de pavo. Este carácter de dominio público hace que las piezas estén fuera de toda posibilidad de mercado o de adquisición privada, usucapión incluida. Lo que sucedió fue que, en los años sesenta, la Corporación compostelana de entonces decidió regalar a los Franco las estatuas con las que se había "encariñado" Dña. Carmen y hacer este regalo sin ningún trámite ni procedimiento. Lo que casa perfectamente con los usos y costumbres de cualquier satrapía o dictadura, pero de un modo muy especial con los Franco, que consideraban los bienes públicos como legítimo botín de una guerra, ganada al pueblo precisamente, y recompensa de una victoria providencial que había hecho a Francisco Franco "caudillo de España por la gracia de Dios".

¿Volverán, por fin, a casa Abraham e Isaac? Si vuelven, no será sin tiempo, porque en este país, lenta es la Justicia y lenta la democracia. ¡Con lo que queda aún por recuperar!