La colectividad gallega de Venezuela, asentada a lo largo del delta del Orinoco, en Carabobo, Yaracuy y desde Los Llanos, vive momentos muy difíciles, según se difunde a través del universo mediático, especialmente por las ondas radiofónicas que transmiten su aflicción. En Galicia, la preocupación trasciende a los partidos políticos. En el PP se alinean con el presidente interino de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó; en Marea y BNG, por el bando chavista en el poder; y en el PSOE no se aclaran. Venezuela, sumergida en el caos, desde hace seis años de recesión, registra datos alarmantes; 1.600.000% de inflación; 3.500.000 ciudadanos que han abandonado el país; 13.000 están en España a la espera de la carta de asilo, etc. Bajo el régimen del nacionalismo bolivariano, de inspiración castrista y la férrea batuta del "hijo de Chávez" como gusta llamarse el presidente Nicolás Maduro, que personaliza la expresión exótica de un pueblo que ha perdido la confianza en sus gobernantes. El viejo sueño de uno de los países más ricos del mundo, ha cedido a la esperanza frágil de una lastimera supervivencia. La Unión Europea, tras la que se parapetó España, a impulsos del Grupo Popular europeo acaba de reconocer oficialmente a la Asamblea Nacional, que preside internamente el autoproclamado Juan Guaidó. España debe recobrar su liderazgo en la América de nuestra habla común y trazar una política alejada de la versatilidad de la que hace gala el presidente. Tras su intervención tajante en la Internacional Socialista, en la reunión de Santo Domingo, Sánchez visitó México D.F. con el deseo de que el titular López Obrador participara en un supuesto grupo de apoyo para solventar la crisis venezolana. El mandatario mexicano le recordó las limitaciones que le impone el artículo 89 de la Constitución mexicana "la política exterior mexicana se sustenta en el principio de no intervención y de autodeterminación de los pueblos", y en el caso de Venezuela -dijo López Obrador- actuaremos con lo establecido constitucionalmente. El viaje de Sánchez a México D.F. responde al manual ya consagrado: reunión comercial y con la colectividad española en México, precisamente, cuando se cumple un siglo del segundo viaje de Valle-Inclán al país azteca donde había residido.

Otrosí digo

Don Ramón viajó a México invitado por el presidente Obregón, que sentía admiración hacia nuestro paisano por su prestigio como escritor y por su fascinación por la Revolución mexicana. En su fantasía, Valle-Inclán se "disfrazó" y autotituló "coronel general de los Ejércitos de Tierra Caliente". Rubén Darío le prologó su obra 'Aromas de leyenda', con el siguiente soneto: "Este gran don Ramón con barba de chivo / cuya sonrisa es la flor de su figura / parece un viejo dios altanero y esquivo / que se animase en la flor de su figura".