Puy Fraga, una de las cabezas pensantes del PP gallego cuyas cualidades personales bien articuladas agigantan su capacidad intelectual, ha matizado la petición de nuevas transferencias para Galicia. La demanda de la Xunta resulta mimética con los nacionalistas, como se demostró durante el bipartito, cuando el entonces vicepresidente bloqueiro señor Quintana solicitó 70 nuevas transferencias de una tacada, sin haber corregido y poner en orden la nueva administración autonómica acomodada al bigobierno regional.

La tarea de la Xunta no es un mosaico de simplicidad: Marea, Podemos, BNG, EU, Anova, etc., además de alcaldes pedáneos que se han dotado para uso arrojadizo de emisoras propias y de periodismo digital afín, deforman la realidad en una época en la que las redes sociales constituyen una de las más poderosas fuerzas de centrifugación social.

Esta panoplia de ingredientes no facilitan la tarea rectora de la Xunta, a la hora de hacer frente al conflicto ideológico, que utilizan para distraer o distorsionar la atención ciudadana. Párrafo aparte merece "el alcalde de alcaldes', enredado en desligar su dependencia del centralismo regional. Es una nueva forma de gobernar, cuya codicia tiene por objeto poner el vecindario al servicio de sus delirios. Feijóo, en este ámbito, se mueve con el extintor al hombro para conciliar, si ello es posible, su política con una oposición multipartidaria suspicaz como el ardor de estómago. Por tantas razones, más que nuevas competencias, hay que reclamar inversiones. Los Presupuestos del Estado no han sido justos con Galicia y se nos debe una explicación; la claridad en el mensaje, aliada con la razón, es imbatible. El portavoz parlamentario Puy Fraga puso, inteligentemente, el matiz para que la Xunta hiciese valer su propia posición en el espacio político.

Otrosí digo

Abandonado el extintor, Feijóo cargó con el botafumeiro para viajar a Miami y Nueva York como nuncio del Año Santo Compostelano 2021, su programa estrella. Aprovechó O bo Camiño para negociar como "destino único" nuevas rutas aéreas y tratar de establecer una especie de coordinación marítima para los cruceros turísticos entre Vigo, La Coruña y Ferrol. Le deseamos mejor suerte que a la recordada "coordinación aeroportuaria".