La semana pasada, la Asociación de Amigos dos Museos de Galicia, en la calle Sinagoga, acogió la presentación del libro de poemas de Luz Pozo Garza, Pazo de Tor. Presentaron el poemario Alvarellos, el editor; Víctor Freixanes, presidente da Academia Galega; y Carmen Blanco, como editora literaria.

Alvarellos señaló que, en su experiencia, editar a Luz Pozo había sido una forma de participar en un proceso de creación que lo colmó de satisfacción y que compensó con creces cualquier esfuerzo editorial. Por su parte, Víctor Freixanes dijo que en este poemario Luz parte del misterio profundo de sus raíces para hacer lo que siempre hace con su poesía: una búsqueda esencial de lo trascendente. Y Carmen Blanco, que nos explicó cómo hizo su trabajo de editora literaria, también nos contó cómo tuvo que rescatar el poemario de las manos de Luz, que pretendía seguir escribiéndolo eternamente, en su pertinaz búsqueda de la belleza. Pero, sobre todo, Luz Pozo estuvo lúcida, seráfica y traviesa en la presentación de un libro más divertida y dulce que yo he disfrutado nunca. Seráfica, en el sentido angélico de pertenencia mística al primero de los nueve coros dedicado a la contemplación de la belleza suprema y del amor absoluto, que la poeta ha perseguido siempre. Y seráfica con el talante icónico del "poverino de Asís" en esa suerte de panteísmo lírico donde toda vida es sagrada y, para Luz, inteligente y lúcida. " A vida é fermosa/ A vida é sagrada/Non hai que ferila/ Non hai que danala". En Pazo de Tor, Luz recupera sus raíces y sus alas de Garza para remontar el vuelo, lejos de toda nostalgia plañidera, y seguir navegando por el cielo azul de la belleza y del amor. Y nos dijo que había decidido recuperar la rima para mejor culminar el ritmo de su canto porque " A música nin cesa/ nin se apaga/ por ser a luz do amor/ quen a propaga". Divertida y traviesa, nos habló Luz de los pájaros, de las flores y de la vida.

Pazo de Tor es el feliz acontecimiento poético del año en tiempos nada buenos para la lírica, desgraciadamente, y Luz Pozo Garza es, sin duda, nuestra vecina coruñesa más ilustre, muy afortunadamente. Pero Luz es, por encima de todo, la poeta más querida y amada de este país y creo que esto la hace muy feliz. Merecidamente feliz.