La semana pasada la NASA ofició un funeral por una de sus criaturas. Un pequeño robot llamado Opportunity, familiarmente conocido como Oppy. Para la ocasión, se reunieron los actuales responsables de la NASA y varias generaciones de sus científicos: los actuales mandos, los jóvenes recién incorporados y también muchos de la vieja escuela, algunos ya jubilados que casi dos décadas atrás participaron en el diseño y construcción de un mecanismo pensado para durar solo noventa días y que ha prestado servicio durante quince años.

Fue un sepelio en toda regla, con la gente conteniendo a duras penas la emoción y, a ratos, hasta las lágrimas. El formato no se distanció en casi nada de la despedida de un ser querido, quizá porque para los asistentes era exactamente eso. Uno de los administradores abrió el acto explicando emocionado que él estaba presente cuando, la noche anterior se mandó un último mensaje de conexión "al cielo profundo" y que al levantarse por la mañana supo que "nuestro amado Opportunity" había permanecido en silencio. "Es por eso que estoy aquí con un profundo sentimiento de gratitud para declarar que la misión Opportunity se ha completado", sentenció. Mientras, en el perfil oficial de Twitter se colgaba un epitafio: "Has sido y serás la Oportunidad de una vida. Descansa, rover. Tu misión ha terminado."

Seguidamente, durante casi una hora, se sucedieron intervenciones emocionadas en las que se describió cómo Oppy, diseñado para una misión de tres meses, fue más allá de lo que nadie hubiese soñado gracias a una imprevista alianza con el viento marciano, que limpiaba periódicamente las acumulaciones de polvo y le permitía continuar su misión. Opportunity fue definido como uno de los grandes exploradores de la historia en una misión de descubrimiento. Superados ampliamente sus objetivos, simplemente se siguió adelante sin saber qué se encontraría.

Hablaron quienes cada día avanzaban con él por Marte decidiendo a dónde ir y cómo hacerlo; describieron cómo tardaron un año entero en dar la vuelta al cráter Victoria antes de encontrar una forma segura de acceder a su interior, contaron cómo lo consiguieron y después, en otra decisión épica, pasaron otros cuatro años avanzando metro a metro hacia otro cráter, el Endeavour, superando toda clase de dificultades, saliendo adelante cuando Opportunity encontraba obstáculos y luchando para desatascarlo si encallaba. Gracias a esa tenacidad Oppy hizo un descubrimiento histórico: rastros de agua con pH neutro en Marte, el sustento de la vida y, según descripción de uno de los ingenieros, la respuesta a una pregunta casi teológica: "El agua no ácida, ¿es común en el Universo o hemos sido extraordinariamente afortunados?".

Además de las muchas anécdotas, la palabra más utilizada en la ceremonia fue "legado", miles de datos, fotos y estrategias ante los elementos que han sentado bases para los rover posteriores y que ayudarán a la seguridad de una futura misión humana.

El pasado mes de junio en Marte se desató una tormenta de polvo global que barrió el planeta entero durante meses y ocultó completamente el Sol. Oppy mandó un último mensaje: "Mi batería está baja. Está oscureciendo". Después entró en modo de reserva, llamado de "sueño profundo" y no volvió a despertar.

Desde entonces NASA lo ha intentado todo para volver a conectar, sin conseguirlo. Cada mensaje tarda trece minutos y medio en llegar hasta Marte y otro tanto en volver. Estos últimos meses han sido una sucesión de esperas sin resultado. En un momento dado, los ingenieros responsables incluso dejaron de lado la racionalidad y, además de las instrucciones de reinicio, empezaron a enviarle canciones de una playlist a la que llamaron ¡Despierta! entre las que están el Life on Mars y Space Oddity de Bowie, el Here Comes The Sun de los Beatles, Dust in the Wind de Kansas, The Trooper de Iron Maiden o I Will Survive de Gloria Gaynor.

Tras casi mil intentos, el doce de febrero se mandaron las que se sabía que serían las últimas órdenes y, ante el silencio, una última canción, I'll Be Seeing You ( Volveré a verte) cantado por la maravillosa Billie Holiday cuya última estrofa dice "Te encontraré en el sol de la mañana, y cuando la noche sea nueva, estaré mirando a la Luna, pero te veré a ti".