Para evitar la fragmentación padecida en el Congreso en la última legislatura y la consecuente debilidad del gobierno, interesa reflexionar sobre el voto útil. Hay votantes cuyo voto es útil sólo a efectos testimoniales porque los antecedentes muestran con seguridad que no tendrán escaño. Son votantes de los partidos minoritarios de toda orientación a quienes no tiene sentido hablarles del voto útil porque la utilidad que les importa consiste en sumar votos, mejor mil que ochocientos, aunque sean inútiles todos para tener representación. Los votantes de partidos mayoritarios, cuyo voto ha sido siempre útil para que su partido gobernara o, en el peor de los casos, fuera el primero de la oposición y alternativa de gobierno, tampoco están muy interesados en el voto útil porque sus partidos tienen posibilidades reales de escaño en todas las circunscripciones y, por tanto, de formar gobierno. El voto útil es votar al suyo. Es a los votantes de los partidos medianos y recientes a quienes debería interesar y mucho la problemática del voto útil. El suyo lo ha sido siempre para conseguir algunos escaños con los que hacerse visibles, para ayudar a gobernar a alguna de las fuerzas mayoritarias y para hacer oposición con alguna eficacia. Pero en esta ocasión es lógico que tengan dudas.

Los partidos que analicen con seriedad los resultados electorales precedentes y pulsen la opinión con encuestas propias o ajenas saben en qué provincias obtendrán escaños, en cuales tienen posibilidades y en cuáles son prácticamente nulas. La población de nuestras circunscripciones es muy desigual y en unas treinta de ellas con seis, cinco, cuatro, tres, dos o un escaño, ha sido habitual en pasadas elecciones que PP y PSOE se repartieran los escaños. La cosa cambió en las dos últimas elecciones generales, 2015 y 2016, porque Podemos y socios obtuvieron escaño en varias de ellas y C´s en alguna. En las generales del 28-A todo indica que en esas provincias y en otras Podemos tendrá votos pero seguramente no suficientes para tener escaños. Sus votos, como les ocurre a los minoritarios, sólo servirán para aumentar su voto global pero nada más y, en cambio, restarán posibilidades de escaño al PSOE aumentando las del centro derecha. Su voto será inútil y útil si se desplaza a los socialistas que es lo que ocurrirá, no con todos los votos de 2015 y 2016, obviamente, pero sí con muchos y en todas las circunscripciones. Por eso se prevé una notable subida del PSOE.

En el centro derecha el panorama es otro y muchos votantes dudarán hasta última hora sobre cómo votar con utilidad. Cómo votar para tener escaño. Lo racional para votar útil es apoyar al que sobre el papel tenga más posibilidades de escaño, pero ya sabemos que en el voto pesa lo racional pero también razones que sólo el corazón y no la razón comprende. La incógnita es saber si acertarán las encuestas o fallarán sus predicciones. En 2016 el PP fue la primera fuerza del centro derecha en todas las circunscripciones y ganadora en muchas, de ahí su mayoría absoluta en el Senado. Si las encuestas de última hora auguran eso, está claro cual sería el voto útil del elector de centro derecha para que el centro derecha sume escaños en el Congreso con vistas a gobernar. Si es otra la fuerza que despunta, la misma guía servirá al votante del PP para que su voto sea útil y no beneficie al centro izquierda.

No se me ocurre sobre el voto útil otra conclusión que ésta: hay que esperar a las últimas encuestas y votar con la razón aunque el corazón no lo entienda.